Cuando la tragedia nuclear de Chernobyl estalló, miles de confundidas personas fueron evacuadas, arrancadas de sus hogares. Ellos creyeron que regresarían, así que dejaron un poco de agua y comida para sus amadas mascotas.
Los militares desfilaban por los pueblos aledaños a la central nuclear de Chernobyl. Tropas, aviones, helicópteros irrumpían en las vidas de los confundidos habitantes que confiaron, que mantuvieron la esperanza en el retorno al hogar. El ocultamiento de la información fue una forma equívoca de protección, de negación de la desaparecida Unión Soviética. Las familias no tuvieron más remedio que abandonar a sus perros y a sus gatos, a sus queridas mascotas, por orden del ejército de la URSS.

El 26 de abril de 1986 no solo marcó la tragedia paras las vidas humanas, sino también para los animales. Una vez que la zona de exclusión de Chernobyl se halló libre de la presencia humana, el Gobierno determinó que los animales debían ser exterminados.
Un operativo militar los persiguió porque estaban contaminados con radiación. Los soldados solo recibían órdenes y las ejecutaron con obediencia.

“Cuando miles de personas se vieron obligadas a evacuar Chernobyl en 1986, se les permitió tomar solo lo que podían llevar. Les dijeron que estarían en casa pronto, así que la mayoría de las personas dejaron a sus mascotas con algo de comida y agua. Desafortunadamente, a estas familias nunca se les permitió regresar por sus queridos gatos y perros «, escribe SPCA International en su sitio.
La misma organización relata que muchos perros corrieron tras sus dueños para perseguirlos a los autobuses de evacuación, pero los militares los echaron. Los dueños de los perros también rogaron por la vida de sus mascotas, puesto que dejaron notas en sus puertas implorando que la Unión Soviética les perdone la vida.
A pesar de la petición, el gobierno mató a la mayor cantidad posible de animales, debido al riesgo de radiación.
A pesar de la matanza, los descendientes de algunos perros y gatos sobrevivientes se multiplicaron.

Vía: larepublica