El vuelo de los insectos se mantuvo como un gran misterio para los científicos que lo estudiaban hasta hace no tanto tiempo atrás.
El pequeño tamaño de los insectos, junto con su aleteo de altísima frecuencia hacía que fuese casi imposible para los científicos el poder observar con detalle todos los mecanismos que permiten a los insectos volar.
Pero la tecnología está al servicio de la ciencia (¿o es al revés?) y gracias a la invención de las videocámaras de alta velocidad, ha sido posible develar estos misterios.
Entonces, gracias a esta cámara pudimos aprender que hay dos maneras en la que los insectos vuelan: un mecanismo directo y uno indirecto.