El sistema climático se está viendo alterado como consecuencia de la acción humana. Conocer todos esos cambios y anticiparnos al futuro se vuelve imperativo para poder acceder a cualquier opción de adaptación.
Por ello, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático pretende potenciar en su primera área de trabajo todo ese conocimiento con el fin de desarrollar las políticas del mañana.
Algo está sucediendo en el mundo. Prueba de ello son las miles de advertencias lanzadas por la comunidad científica durante años y que, ignoradas creyendo que no eran más que un cuento de hadas, no han parado de materializarse años en forma de fenómenos climáticos extremos.

España no ha estado al margen esa transformación, sino todo lo contrario. Según Delia Gutiérrez Rubio, meteoróloga y portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) “nuestro país será uno de los más afectados por la crisis climática” y, de hecho “es una de las muchas regiones que ya están sufriendo sus estragos”.
Tan solo debemos remitirnos a los numerosos informes climáticos que emite la Aemet mes tras mes y que informan sobre récords de temperatura que no se veían desde 1965. O aquellos que indagan sobre temporales sin precedentes, como la borrasca Gloria, que destrozó gran parte del litoral mediterráneo en enero. Por no hablar de las intensas olas de calor causantes de imponentes sequías que agravan aún más si cabe nuestro problema de estrés hídrico.
Todos y cada uno de ellos son la materialización de ese cambio que, concretamente, está afectando al sistema climático mundial. Para la Organización Mundial de Meteorología (OMM) hacer frente a esa variabilidad climática será, sin duda, uno de los mayores desafíos que nos afectarán a todos y cada uno de nosotros diariamente.
Por suerte, el conocimiento detallado de las condiciones climáticas actuales y la estimación del clima futuro, tanto en nuestro país como en el resto del mundo, se presenta como una de las mejores herramientas para llevar a cabo las evaluaciones de impactos y vulnerabilidad en distintos sectores y, así, poder desarrollar políticas de adaptación a ese cambio climático.
La Organización Mundial de Meteorología (OMM) se posiciona dentro de esta misma línea argumentando que “cada vez se vuelve más necesario mejorar nuestra compresión del clima, las predicciones climáticas y el uso que hacemos de la información climática para responder mejor a las necesidades de la sociedad”.

Por este motivo, la gran parte del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) se vertebra alrededor de toda la información que proporcionan todos y cada uno de los escenarios climáticos porque, sin ellos, no hay un punto de partida con el que comenzar a trabajar, según la Aemet.
De hecho, la primera área de trabajo en la que incide el plan es aquella relacionada con el clima y los escenarios climáticos. En este aspecto, el PNACC pretende, por un lado, “mantener y mejorar la observación meteorológica” y, por el otro, “poner al servicio del público los datos recabados a través de servicios climáticos actualizados”.

La obtención de datos meteorológicos
Sin información meteorológica es imposible conocer todo lo relacionado con el sistema climático y, por lo tanto, estimar qué futuro nos aguarda. Por ello, una de las líneas de acción del PNACC pretende asegurar “un conjunto de redes amplias y eficaces para la observación sistemática del clima en sus tres ámbitos: atmosférico, oceánico y terrestre, así como contar con técnicas adecuadas de análisis y modelización de los datos obtenidos”.
Actualmente, la principal red internacional de observación meteorológica relacionada con el cambio climático se encuentra en la Global Climate Observing System (GCOS), compuesta del proyecto WIGOS (WMO Integrated Global Observing System), GCW (Global Cryosphere Watch), WHYCOS (World Hydrological Cycle Observing System) y GOOS (Global Ocean Observing System).
Para que el sistema de observación y de alerta temprana funcionen con eficiencia, es necesario que exista un elevada coordinación entre ambosEn España, el organismo encargado de realizar todas esas observaciones meteorológicas y climatológicas atmosféricas es la ya nombrada Aemet que, en sintonía con el PNACC, deberá incrementar progresivamente junto a otros agentes el número de estaciones de observación con series superiores a 40 años homogeneizadas.
Con esta medida no solo se pretende fortalecer la contribución de España a las redes globales de observación, sino que también está enfocada a mejorar nuestra propia red para que, entre otras cosas, podamos mejorar nuestros sistemas de alerta temprana.
“Los sistemas de alerta temprana son avisos que sirven de base para que las administraciones correspondientes decreten alertas que, a su vez, desencadenan la adopción de medidas de respuesta ante los fenómenos climáticos extremos”, destaca el PNACC.
En este sentido, con la implementación del plan se espera “obtener información más detallada y actualizada posible sobre los fenómenos atmosféricos adversos que puedan afectar a España, así como mantener una información continuada de su evolución una vez que han iniciado su desarrollo”.

Una necesaria regionalización climática
Según la Aemet, los modelos climáticos globales “son representaciones matemáticas de los procesos físicos que tienen lugar en los distintos componentes del sistema climático (la atmósfera, la hidrosfera, la criosfera, la litosfera y la biosfera) que se elaboran teniendo en cuenta las interacciones naturales y antropogénicas”.
Estos modelos son de gran importancia ya que sus datos se utilizan para realizar después proyecciones climáticas futuras en base a distintos escenarios de emisiones que están recogidos en los distintos informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC).
El coronavirus ha obligado a retrasar el Sexto Informe de Evaluación (AR6) con los últimos escenarios climáticosEl problema de los modelos climáticos globales es que, a diferencia de los escenarios de emisiones, no son adecuados para realizar proyecciones en regiones concretas, como España, debido a la escasa resolución espacial en los datos que ofrecen.
Para resolver este inconveniente, la ciencia ha estado desarrollando diferentes técnicas, basadas en los resultados de los modelos climáticos globales, que tienen como objetivo aumentar la resolución de los modelos globales para que puedan adaptarse a escalas más pequeñas y así poder desarrollar proyecciones más focalizadas.
Desde el arranque del PNACC en el 2006, España ha tratado de aplicar esas distintas técnicas en su territorio para producir sus propias proyecciones climáticas, tomando también como referencia los escenarios de emisiones del IPCC.

Debido a todo este tipo de dedicación, España ha realizado un progreso significativo dentro de esta materia y, en consecuencia, cumplir con otra de las líneas de trabajo dentro de esta área de trabajo.
No obstante, aún queda trabajo por hacer: la enorme cantidad de datos producidos en esas proyecciones requiere de una serie de servicios que faciliten el acceso y el empleo de la información para un amplio de usuarios, algo en lo que se ha estado trabajando también desde el 2006.
Fruto del esfuerzo nacieron una serie de herramientas, conocidas como “servicios climáticos”, que informan con exactitud sobre las diferentes proyecciones de cambio climático y los correspondientes escenarios climáticos en España.
De hecho, no hace mucho que la Aemet lanzó un comunicado informando sobre la actualización de estos servicios. Sin embargo, para cumplir con la cuarta línea de acción de esta área, se requiere que para el 2030 se amplíen con al menos 10 más, en base a las recomendaciones del Plan de ejecución del Marco Mundial para los Servicios Climáticos.
Cabe destacar que la utilidad real de la información climática y los escenarios de cambio climático no depende solo de la calidad de la información, sino también de la capacidad de las personas potencialmente interesadas para utilizarla e interpretarla correctamente.
Por ello, el PNACC pretende en su última línea de acción de este apartado desarrollar un programa de formación específico que permita una adecuada capacitación en el uso de las herramientas que se pondrán a disposición del público.
Porque nada de esto no tendría sentido si ninguno de nosotros no puede saber nada acerca de la gran crisis que se nos viene encima, y menos aún si no somos partícipes de la reconstrucción del mundo.

Vía: Elagoradiario