Los babilonios suponían que era la cola de su diosa Tiamat. Los antiguos griegos creían que dotaba a Hércules sus habilidades de dios. No fue sino hasta 1610 que, usando su telescopio para darle una mirada más de cerca a la Vía Láctea, Galileo descubrió que era un cuerpo formado por estrellas, todo de estrellas.
Y los científicos de hoy dicen que nuestra vista de esas estrellas está siendo borrada por las fuentes de la luz humana, que sigue abrillantando a nuestro cielo.
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Fotografía: Michael Goh