¿Cuál es la rana y cúal es la serpiente?

Se trata de un perfecto ejemplo de mimetismo batesiano, el fenómeno por el cual una especie inofensiva se parece a otra más peligrosa de forma que ahuyenta a sus depredadores.

La víbora de Gabón (Bitis gabonica) es quizás la serpiente más peligrosa que existe. Sus colmillos retráctiles, de más de cinco centímetros de longitud, son más largos que los de ninguna otra serpiente y pueden incluso llegar a perforar la piel de un elefante.

Pero esto no es todo, pues estas serpientes pueden llegar a inyectar en cada mordisco hasta 600 miligramos de un veneno que, por su composición, podría matar a un elefante o a un centenar de personas adultas.

Todo esto hace que pocos se atrevan a acercarse la víbora de Gabón pero propicia, a su vez, que otros destinen todos sus recursos a parecerse a ella para ahuyentar a sus depredadores, como es el caso de la rana gigante congoleña (Sclerophrys channingi), tal y como se desprende de un artículo científico publicado este mes de octubre en la revista especializada Journal of Natural History .

Los autores del trabajo, investigadores del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Texas en El Paso (Estados Unidos), aseguran que se trata de un perfecto ejemplo de mimetismo batesiano, que es el fenómeno por el cual dos o más especies son similares en apariencia, pero solo una de ellas está dotada de mecanismos de defensa capaces de acabar con sus depredadores.

En este caso, es la rana la que carece de las toxinas que convierten en letal a la víbora de Gabón, pero su coloración y forma del cuerpo, muy parecidos a la cabeza de la víbora, son suficientes para que sus enemigos asocien su parecido con cierta mala experiencia previa con una serpiente y, en consecuencia, no se acerquen a ella.

A fin de comprobar que el objetivo de la rana congoleña al adoptar una apariencia similar a la de la víbora era protegerse, los herpetólogos capturaron un grupo de esta especie de sapos, de tamaño muy superior al resto de especies, y examinaron su tanto su aspecto físico como su comportamiento. Asimismo, compararon la epidermis de las ranas con la de las víboras en ejemplares conservados en museos.

La coloración y textura de la piel del sapo es casi igual que la de la víbora (Journal of Natural History)

Lo que más sorprendió a los investigadores fue la textura de la piel de la rana, que definen como ‘extraordinariamente’ lisa, y el hecho de que estas ranas, endémicas de las selvas del noreste de la República Democrática del Congo, fueran capaces de entonar un silbido muy parecido al que emiten las víboras de Gabón antes de atacar como señal de advertencia.

Tal y como explican los investigadores en el trabajo, para que este tipo de suplantaciones surtan efecto cabe que tanto el suplantador como el suplantado compartan hábitat y que los depredadores de ambos estén familiarizados con el aspecto e identidad de la especie peligrosa, ya que sino el mimetismo no tiene sentido.

En el caso de la rana congoleña y la víbora de Gabón esto sí que ocurre, pues ambas habitan en las mismas selvas tropicales de África, donde algunos estudios genéticos apuntan que las dos especies de reptiles evolucionaron de forma conjunta durante el Plioceno, es decir, hace unos cinco millones de años.

Vía: Lavanguardia

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