El lunes 3 de noviembre los habitantes de la localidad australiana de Gippsland, en el estado de Victoria, observaron en el cielo un fenómeno inusual: un arcoíris dentro de una nube. Para darle una lógica explicación, se trata de dos fenómenos meteorológicos conjuntos, por un lado una nube troquelada, conocida como “hole punch”, y por el otro, en el centro, una iridiscencia de colores que lo hacen realmente sensacional.
A continuación una reseña para conocer un poco más sobre estos fenómenos atmosféricos.
Por un lado las nubes iridiscentes, que son los patrones nubosos coloreados con tonos verdosos, púrpuras, azules, en el caso de la imagen, es lo que se sitúa en el medio del agujero en la nube. Estas tonalidades no tienen nada que ver con las que se observan en los crepúsculos y pueden aparecer no importa qué altitud tenga el Sol. La coloración iridiscente se distribuye irregularmente por la nube en forma de bordes, manchas y bandas, todo con colores muy puros y luminosos que se mezclan delicadamente.
Esta iridiscencia aparece en las nubes más cercanas al sol con más frecuencia de lo que se piensa y unas gafas de sol son útiles para observarla, sobre todo si el sol está tapado por un árbol, edificio, etc. No obstante, a veces los colores son tan fuertes que no es posible ignorar el fenómeno. Su origen parece ser el mismo que el de las coronas. Este fenómeno también puede observarse desde un avión, en la superficie de las nubes situadas más abajo.
El segundo fenómeno a destacar, sin lugar a dudas el más curioso, denominado ‘hole-punch’, es un gran vacío circular o elíptico aparecido en las nubes que se produce cuando la temperatura del agua en las nubes es inferior a cero grados, pero no se congela inmediatamente. Este factor es esencial ya que cuando se forman los cristales de hielo, las gotas de agua se evaporan dejando un agujero en la nube produciendo el arcoíris.
Un complemento sensacional, más allá de las especulaciones que se tejen alrededor del escenario, al ser llamativo y vistoso, el origen es meteorológico y vale la pena disfrutarlo sabiendo que es lo que realmente estamos viendo.
Fotografía: David Barton, Jason Hill