Una investigación elaborada por el CSIC ha estudiado la posibilidad de conseguir energía geotérmica en zonas volcánicas, lo que permitiría en un futuro producir hasta 10 veces la energía eléctrica que se produce actualmente con la energía geotérmica profunda.
En un mundo donde la electricidad se va a convertir, con casi toda seguridad, en la fuente de energía del futuro, es normal que empresas y entidades centren sus esfuerzos en descubrir nuevos métodos para obtenerla de la manera más eficiente posible, como, por ejemplo, a través del calor que almacena el interior de la Tierra.

De acuerdo con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la energía geotérmica, almacenada en forma de calor bajo la superficie de la Tierra, es una fuente renovable, continua, sin las fluctuaciones de la solar o la eólica, y que, según los expertos, podría sustituir al carbón, el petróleo, el gas y a la energía nuclear.
Por ello, el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), un organismo perteneciente al CSIC, ha llevado a cabo un estudio en el que han simulado un sistema geotérmico a muy alta temperatura (500 °C) y gran profundidad (5 kilómetros) con el fin de esclarecer si se podría obtener ese tipo de energía con estas condiciones.

El estudio pone el foco por primera vez en las interacciones entre las presiones de agua, los cambios de temperatura y la deformación de la roca, derivadas de la producción de esta energía “Es una tecnología nueva que todavía implica muchos retos técnicos, pero que cuenta con el potencial de producir hasta 10 veces la energía eléctrica que se produce actualmente con la energía geotérmica profunda”, ha explicado Víctor Vilarrasa, investigador del CSIC en el IDAEA. “Es este elevado potencial de producción de energía libre de carbono lo que hace que esta tecnología resulte prometedora”, ha añadido el experto.
A través de los cálculos matemáticos de las simulaciones, los expertos han podido demostrar que uno de los mayores riesgos que pueden darse en los proyectos geotérmicos es el aumento de sismicidad al cabo de varios años como consecuencia de la circulación continuada de agua para extraer el calor a gran profundidad.
A diferencia de lo que ocurre en otras tecnologías, que inyectan fluidos a una profundidad de varios kilómetros, la sismicidad es inducida por el aumento de la presión de los fluidos. Lo que provoca este efecto es el enfriamiento de la roca en torno al pozo de inyección por lo que los resultados sugieren limitar la vida útil de estos proyectos entre una y dos décadas.
Gracias a los datos aportados por este trabajo, que se ha publicado en la revista Nature Communications, se podrán dar pistas para el diseño de futuros proyectos de energía geotérmica y reducir los riesgos asociados a esta tecnología.
La energía geotérmica
La energía geotérmica se puede dividir atendiendo a la temperatura de la fuente que calienta el agua y que, a su vez, condicionará la instalación.
En el caso de la energía geotérmica de alta temperatura, la instalación implica perforar dos pozos, uno de inyección y otro de extracción, para la circulación del agua, que transporta el calor hasta la superficie. Es ahí donde, mediante intercambiadores de calor, se evapora el agua que mueve las turbinas que generan electricidad y también se utiliza el calor como calefacción.
Los sistemas geotérmicos en condiciones supercríticas (400-600 °C), localizados por ejemplo en áreas volcánicas, son muy atractivos por tratarse de una energía renovable que no tiene emisiones de CO2. Como consecuencia de las altas temperaturas y la profundidad de estas zonas, el agua que se encuentra en los poros de la roca está a más de 374 °C y a muy altas presiones.
Sin embargo, existe muy poca información de las formaciones volcánicas, debido a las dificultades técnicas que suponen la explotación en esas zonas, por lo que este nuevo modelo puede ser muy útil para evaluar la posible extracción de este tipo de energía.

Vía: elagoradiario