El agua cálida del mar fluye hacia arriba en el hielo de la superficie, que tiene una especie de red de canales. Conforme el agua se enfría, el agua más salada, demasiado salobre para convertirse en parte del hielo, se drena y se vuelve a hundir en el mar.
Al descender, congela el agua a su alrededor en una pluma que crece a unos 30 centímetros por hora. Si las condiciones son las adecuadas, un carámbano puede llegar hasta el fondo del mar. Ahí empieza a extenderse, acumulándose en los puntos más bajos.