Las fragancias florales empiezan a embriagar la atmosfera de sublimes alegrías. Todo renace… la naturaleza comienza a vestirse de fiesta… Para muchos la mejor estación del año es la primavera, estación templada, punto medio entre el invierno y el verano; en el hemisferio sur inicia el 23 de septiembre hasta el 22 de diciembre, en el hemisferio norte, transcurre entre el 21 de marzo y el 22 de junio. El término prima proviene de (primer) y vera de (verdor) “primer verdor”.
Astronómicamente, inicia en el equinoccio de primavera y termina en el solsticio de estío. Se denomina equinoccio al momento del año en que los días tienen una duración igual a la de las noches en todos los lugares de la Tierra, excepto en los polos. La palabra equinoccio proviene del latín aequinoctium y significa «noche igual». Esto sucede dos veces al año: el 21 de marzo, equinoccio de primavera y el 23 de septiembre, equinoccio de otoño en el hemisferio Norte y a la inversa en el Sur. En estas dos fechas, la duración del día es igual al de la noche para todos los lugares de la Tierra.
En el equinoccio sucede el cambio de estación anual contraria en cada hemisferio de la Tierra. Durante los equinoccios el Sol está situado en el plano del Ecuador terrestre, donde alcanza el cenit. El paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste entonces coinciden.
En primavera florece el amor
El sistema glandular es influenciado por la temperatura de esta estación, generando en toda la naturaleza (incluyendo al ser humano) fuertes impulsos a la reproducción. Las glándulas son excitadas, provocando estados anímicos de alegría y bienestar motivándonos en nuestros propósitos de vida, sobre todo en el terreno sentimental y sexual.
Entre otros aspectos se puede observar que el comportamiento humano depende de la cantidad de luz que el cuerpo recibe por día.
De esta manera se produce durante las estaciones menos soleadas (otoño e invierno) un aumento de la depresión y falta de estímulo sexual. Cuando llega la primavera y el verano, la serotonina se condiciona a la luz que recibe del organismo, lo que conlleva un aumento progresivo del bienestar y la felicidad con mayor estímulo sexual, producto de las concentraciones de este neurotransmisor (serotonina) en el cerebro. Se podría decir que la serotonina es la «hormona del placer» además de ser la «hormona del humor».
En Criminología (ciencia empírica e interdisciplinaria), Quetelet (matemático, astrónomo y sociólogo francés) formuló los postulados más destacados, sostuvo que el crimen desde el punto de vista estadístico es algo absolutamente normal en la sociedad, y mantiene como único método valido el estadístico. Señaló una serie de factores que intervienen en la criminalidad, como los “Factores Climáticos” (Leyes Térmicas) provocando que en invierno se cometan delitos contra el patrimonio. En verano se cometen delitos contra las personas. En primavera se cometen los delitos de carácter sexual.
La primavera en la mitología griega
En la mitología griega, encontramos a la primavera representada por Perséfone hija de Zeus y de Deméter. Perséfone solía vivir muy lejos de los demás dioses, siendo una diosa de la naturaleza destinada a plantar semillas y cultivar plantas. Así, llevaba una vida pacífica hasta que se convirtió en la diosa del inframundo, lo que sucedió cuando su tío Hades la raptó y la llevó allí con él. La vida quedó paralizada mientras la desolada Deméter (diosa de la Tierra) buscaba por todas partes a su hija perdida. Helios, el sol, que todo lo ve, contó lo sucedido. Zeus viendo la agonía de la tierra obligó a Hades a devolver a Perséfone, enviando a Hermes para rescatarla. La única condición que se puso para liberar a Perséfone fue que no probase bocado alguno en todo el trayecto, pero Hades la engañó para que comiese seis semillas de granada, que la obligaban a volver cada año un mes por cada semilla. Este es el origen de la primavera para la mitología griega. El tiempo en que pasa en la tierra es tiempo de alegría para las flores, que renacen y se abren con esplendor y vivos colores. Sin embargo, cuando Perséfone vuelve al Hades, se entristecen y se cubren con el frío del invierno.

Autor: Emilio Garip