Científicos ha hallado lo que parecía imposible: mercurio en uno de los lugares más profundos de la Tierra. Esto podría tener un impacto negativo para el ecosistema ya que el mercurio se presenta como un elemento altamente tóxico que podría envenenar a los seres vivos que lo consuman.
Ni su enorme profundidad y condiciones extremas le han servido a la Fosa de las Marianas para librarse de la contaminación. En análisis pasados, los científicos ya habían advertido de la presencia de microplásticos en esta región y ahora una investigación ha determinado que también se puede encontrar mercurio.

El hallazgo de este elemento químico ha hecho saltar las alarmas ya que se trata de un material tóxico tanto para los humanos como para otros animales. De hecho, ha estado implicado en algunos desastres ambientales, como el caso de Minamata ocurrido en Japón en 1950.
En aquella ciudad japonesa, una empresa comenzó a verter grandes cantidades de mercurio al mar que envenenaron a los peces que, posteriormente, eran consumidos. La ingesta diaria de este elemento provocó que las personas se intoxicasen y experimentasen fallos en su organismo que, en ocasiones, acarreaban la muerte.

La ingesta de pescado es, según la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA), totalmente segura en la actualidad ya que, aunque estos animales tiendan a registrar mercurio en sus organismos, sus niveles no se acercan ni a una cuarta parte de los máximos que recomienda esa entidad (1 ppm).

“Investigaciones anteriores habían concluido que el mercurio aparecía principalmente durante los primeros cientos de profundidad. Esto garantizaba que los ejemplares acostumbrados a vivir en aguas más profundas fueran ajenos a la contaminación. Sin embargo, este descubrimiento echa por tierra todo eso”, ha comentado Ruoyu Sun, autor del hallazgo.
En concreto, el científico y su equipo encontraron muestras de mercurio en especies endémicas y sedimentos recolectados entre los 5.000 metros y 11.000 metros de profundidad: “Podemos presentar pruebas inequívocas de isótopos de mercurio de que el mercurio en la fauna de fosas se origina exclusivamente del metilmercurio del océano superior. La huella isotópica distintiva que la marca como proveniente del océano superior”, ha aseverado.
De forma independiente a este descubrimiento, otro equipo de científicos, dirigidos por Joel Blum, de la Universidad de Michigan, encontró indicios de mercurio en dos muestras de crustáceos capturados a 10.000 metros de profundidad. Según sus análisis, ese mercurio tuvo que llegar a esa parte del océano a través de las precipitaciones que depositaban el material en la superficie y que, posteriormente, se hundía.

“Sabemos que este mercurio se deposita de la atmósfera a la superficie del océano y luego se transporta al océano profundo en los cadáveres de peces y mamíferos marinos que se hunden, así como en pequeñas partículas.”, ha explicado Joel Blum.
“Identificamos esto midiendo la composición isotópica del mercurio, que demostró que el mercurio del fondo del océano coincidía con el de los peces que se encuentran a unos 400-600 m de profundidad en el Pacífico Central. Parte de este mercurio se produce de forma natural, pero es probable que gran parte provenga de la actividad humana”, ha añadido.
Con estos trabajos queda demostrado que el mercurio liberado por los humanos ha llegado y ha entrado en las redes alimentarias incluso en los ecosistemas marinos más remotos de la Tierra.
Esta mejor comprensión del origen del mercurio en las profundidades del océano ayudará a modelar el destino de este elemento en la atmósfera y los océanos“, ha concluido Joel Blum.

Vía: Elagoradiario