Incendios de montañas aumentan a un ritmo sin precedentes

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El contenido de humedad de la atmósfera es muy importante para el comportamiento de un incendio, principalmente por afectar la disponibilidad de los combustibles, sobre todo en épocas del año cuando el entorno carece de humedad.

Cuanto más baja es la humedad relativa, mayor y más rápido será el secado de los combustibles. En cambio, si la humedad relativa es alta, los combustibles no perderán tanta humedad y el peligro de incendio será más bajo. La humedad relativa aumenta cuando crece el contenido de vapor de agua en el aire y disminuye cuando el aire pierde humedad. Por ejemplo, la evaporación de agua de un lago produce un aumento de la humedad relativa. Los efectos que tiene la humedad relativa sobre el comportamiento del fuego son los siguientes:

«El cambio climático y las condiciones de sequía en Occidente están secando los bosques de gran altitud, haciéndolos particularmente susceptibles a los incendios«, dice el autor principal Mohammad Reza Alizadeh, estudiante de doctorado en la Universidad McGill bajo la supervisión del profesor Jan Adamowski. «Esto crea nuevos peligros para las comunidades de montaña, con impactos en los suministros de agua río abajo y las plantas y la vida silvestre que llaman hogar a estos bosques«.El calentamiento climático ha disminuido la ‘barrera de inflamabilidad’

En un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores analizaron registros de incendios de más de 405 hectáreas en las regiones montañosas del oeste contiguo de EE. UU. entre 1984 y 2017.

Sus resultados muestran que el calentamiento climático ha disminuido la ‘barrera de inflamabilidad de las grandes alturas’, el punto donde los bosques históricamente estaban demasiado húmedos para quemarse regularmente debido a la persistente presencia de nieve. Los investigadores encontraron que los incendios avanzaron unos 252 metros cuesta arriba en las montañas occidentales durante esas tres décadas.

La cantidad de tierra quemada aumentó en todas las elevaciones durante ese período, sin embargo, el mayor aumento se produjo en elevaciones superiores a los 2.500 metros. Además, el área en llamas por encima de los 2.500 m se triplicó con creces en 2001 a 2017 en comparación con 1984 a 2000.

Durante los últimos 34 años, el aumento de las temperaturas ha extendido el territorio del fuego en el oeste a 81,500 kilómetros cuadrados adicionales de bosques de gran altitud, un área similar en tamaño a Carolina del Sur.

«El cambio climático continúa aumentando el riesgo de incendios, y esta tendencia probablemente continuará a medida que el planeta se calienta. Una mayor actividad de incendios en las zonas más altas de las montañas es otra advertencia de los peligros que se avecinan«, dice el coautor Jan Adamowski, profesor en el Departamento de Ingeniería de Recursos Biológicos de la Universidad McGill.

  • La disminución en la humedad relativa está asociada a la disminución de humedad de los combustibles y por lo tanto a su mayor disponibilidad. Esto aumenta la probabilidad de ignición y de ocurrencia de focos secundarios. Con la disminución de humedad de los combustibles aumenta la intensidad, la velocidad de propagación y la probabilidad de comportamiento impredecible del fuego.
  • Al variar la temperatura con la altura, en las regiones montañosas suele producirse durante la noche y aproximadamente a media ladera, el “cinturón térmico”. En el cinturón térmico la temperatura se mantiene más elevada que a otras alturas durante la noche y la humedad relativa, más baja. Por este motivo los incendios nocturnos se mantienen más activos en esta zona, mientras que por encima y por debajo del cinturón la actividad del fuego disminuye.

Viento

Los cambios en la velocidad y dirección del viento pueden ser muy grandes en tiempos muy cortos y entre lugares muy cercanos, y están muy afectados por la topografía y la vegetación del lugar donde se desarrolla el incendio. En las cercanías de la superficie el viento está influenciado por cambios en las características de la superficie (vegetación, desniveles, etc. ). Otra influencia la produce la diferencia de temperatura entre superficies próximas, ya que ocasiona cambios del viento muy localizados y puede generar ráfagas que alteren el comportamiento del fuego. Los valles cerrados y cañadones aceleran el viento y modifican su dirección.

Los efectos del viento sobre el comportamiento de los incendios son:

  • Acelerar el proceso de secado de los combustibles, por hacer más rápida la evaporación.
  • Aumentar la provisión de oxígeno, favoreciendo así la combustión.
  • Acelerar el precalentamiento por acercar las llamas a los combustibles, en forma similar a la pendiente.
  • Afectar la dirección y velocidad de propagación.

Vía: https://www.tiempo.com/

Con información de:https://www.argentina.gob.ar/

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