Días de no privacidad e incomodidad se convirtieron en un torrente de aprendizajes y reflexiones que aún perduran en mi cabeza muchos años después, enseñanzas que todavía no comprendo, comportamientos que siguen siendo (bajo la mirada de mi cultura) inconcebibles y conclusiones que no encuentran la puerta de salida.

Esta extraña nación rodeada por dos de los países más extensos del mundo (Rusia y China) tiene una historia única y fascinante que haría quedar pequeños a sus vecinos. El imperio Mongol liderado por el famoso Gengis Kan llegó a ser el reino más grande de la historia en territorios continuos, con aproximadamente 110 millones de habitantes entre 1270 y 1309 que equivalía a más del 25% de la población mundial, tenía algunas de las regiones más ricas e importantes como China, Mesopotamia, Persia, Europa Oriental, Rusia, entre otros. Este dinamismo en su crecimiento (como en su caída) es uno de los factores junto con sus climas extremos que forjó las costumbres nómades y pseudonómades que actualmente conviven en esta región.
La vivencia que quiero compartirte se reduce al espacio más pequeño y único que encontraremos por estas tierras, uno de los motivos por los que es conocido mundialmente: El GER o Yurka, es decir, la casa típica Mongola.
Aún hoy en día en su capital (que ha abandonado el nomadismo) un gran porcentaje utilizan el Ger como morada principal, este comportamiento es más que nada por motivos económicos: el costo de su construcción y mantenimiento es muy bajo comparable con una casa tradicional y por otro lado el diseño y estructura le permite una eficiente calefacción para soportar los días de invierno que llegan a una temperatura mínima promedio de -28°C.
Te contaré toda mi experiencia en Ulán Bator la capital del país con una familia humilde, por este motivo no verás las típicas fotos de un Ger destinado al turismo que lucen pulcros, limpios, adaptados a las comodidades extranjeras y con materiales modernos que conservan casi nada de la identidad tradicional.
Para lograr comprender el motivo de su afamado uso necesitaremos adentrarnos para conocer su armazón, el mismo se conforma de cuatro partes importantes que también cumplen ciertos roles basados en mitos, leyendas y costumbres ancestrales que ellos aún conservan.

Recubrimiento: Está cubierto por varias capas de lonas de lana y en su exterior una lona plástica (aquí blanca). Anteriormente se realizaba con paja y las tiras que ceñían todo esto eran de cuero. En la foto se ve la única puerta de entrada, al dormir adentro, la cabeza jamás puede apuntar hacia la puerta ya que esta posición es la utilizada para dormir de los muertos. Al Ingresar al Ger verás un serrucho arriba de la puerta, destinado a proteger a la familia de malos espíritus.

Anillo: Anillo de madera que se encuentra en la parte central del techo, apoya en dos pilares de madera que soportaban la carga del extremo interior de las vigas; al mismo tiempo, permite la salida del humo y la entrada de luz al recinto. Estos pilares representan a Papá y Mamá, por este motivo si estás en el interior de la vivienda no puedes pasar dinero entre estos pilares ni discutir ya que ofende a los progenitores.

Jana: Son las paredes de la tienda y se forman con un entramado de maderas que se extiende y contrae. Se encarga de soportar el peso del extremo exterior de las vigas, sin necesidad de usar cuerdas tensoras. Todos los muebles van próximos a las Janas para dejar todo el espacio central libre.

Vigas: Conforman el techo y en ellas se distribuye gran porcentaje del peso, formando una especie de cono se apoyan sobre el anillo en la parte superior y se extienden hasta la jana. Sin importar el tamaño del Ger siempre son ochenta y ocho, ni uno más ni uno menos. Y es sorprendente que no están pegadas, ni unidas entre ellas. En las noches más frías se cubre el anillo por completo, para esto hay que escalar por el techo soportando este el peso de una persona más todas las capas que lo cubren. ¡estar adentro en este momento da miedito al principio!
El Ger requiere que dos veces al año se lo desarme por completo ¡si por completo! ¿Te imaginas eso? ¿En un día desarmar tu casa, sacar absolutamente todo y volver a dejarla como estaba antes? La razón es adaptarlo a las temporadas de calor y de frío. Cuando llega el invierno el piso debe estar apoyado directamente sobre el suelo evitando que se filtre aire, en cambio en el verano el piso apoya sobre tacos de madera para generar circulación de aire. Con mis compañeros de viaje (Gastón Belano y Eugenio Lima) tuvimos la suerte de tener que ayudar a esta familia a preparar el Ger para la llegada del invierno, así que te voy a contar paso a paso este increíble suceso de desmontar una casa por completo y volver a montarla todo en un solo día:
Lo primero que debemos hacer es sacar las capas de recubrimiento que abrigan todo el esqueleto (techo y paredes). Para sorpresa nuestra, estas lonas de una especie de fibra de lana eran muy pesadas y nos dio la perspectiva de la cantidad de peso que soporta esta particular estructura.
Una vez que solo queda el armazón de madera (jara y vigas) y su puerta, se empieza sacando todos los tirantes que unen las paredes con el anillo central. ¿Ves los muebles que hay dentro? Ahí está la “estufa” principal que vendría a ser como una salamandra donde se cocina y calefacciona al mismo tiempo. Aunque no lo creas, en el momento de la sopa de carne de caballo, la diferencia de temperatura con el exterior llega a ser casi de 30 grados. ¡la sopa en el sauna, decíamos!
Ahora nos toca sacar el anillo central junto con sus pilares (mucho cuidado con papá y mamá). Nuestro amigo, el padre de la familia llamado Bee considera delicado a este momento por lo que nos ayuda para bajar el anillo central y sus pilares. Sólo carpinteros especializados confeccionan este anillo, es muy costoso. ¡Atentos con la puerta de entrada!


Las paredes (jara) están unidas a la puerta, así que simplemente desatamos la puerta y como si fuera un acordeón, comprimimos las paredes al sacarlas. Te sorprenderá saber que las paredes son super livianas, y se estiran (y achican) fácilmente, rodeándolo dan la forma curva al Ger, se utilizan solo cuatro paneles. Mira la próxima foto ¿ves los paneles al fondo apoyados?
Ahora que la casa ya no tiene techo ni puerta ni paredes el sacar los muebles, la heladera y el lavatorio es tarea muy simple. ¡Si! muy simple! Si vivieras en un Ger no te preocuparías por el tamaño de la cama, o como ingresar el piano a tu sala. Dentro del Ger la familia dispone de heladera, mesa plegable, un banquito, la salamandra y un lavatorio que funciona con agua en bidones. ¡Todo lo que ves ahí!

El piso esta hecho de paneles de madera que son sacados para limpiarlos y colocarlos sin el espacio entre ellos y el suelo (en este caso porque el invierno se aproxima). ¿increíble no? Hasta el piso de la casa hemos levantado. FIN.


Para volver a armarlo es tan sencillo como comenzar todo el proceso en el sentido inverso. Nuestras sonrisas marcan lo contento que estábamos de haber terminado el trabajo ya que el frío nos estaba tratando muy mal.
Si hubiésemos participado en un torneo claramente hubiésemos salido últimos, lo que a nosotros (con ayuda) nos llevo casi diez horas, una familia mongol lo puede hacer en tres o cuatro como máximo. Adentro nos espera una sopa y un calorcito acogedor. ¡Entremos!
¡Curiosidades y detalles!
Los lectores atentos como aquellas personas meticulosas habrán notado que faltan aclarar particularidades significativas:
¿No falta la lona blanca que tenía al principio? ¡gran observador! en el invierno no lleva la lona blanca aislante porque hay que dejar que todas las paredes respiren así se evita la condensación húmeda en su interior que luego debido al gélido clima se crea una capa de hielo en el interior del Ger, volviéndolo un super congelador. ¡todo pensado!

¿Cómo duermen? ¿Te pareció raro no ver entre los muebles una cama? La respuesta es no usan cama, tiran sobre el suelo unos aislantes y allí dormimos.
¿Y la privacidad? se genera fácilmente, una habitación se construye en 10 segundos, colgando telas divisorias de los tirantes, ¡mira nuestra hermosa habitación!
¿Y el baño? Deberás viajar a Mongolia para descubrirlo, solo te diré que no hay ducha, y a veces cae nieve en tu rostro mientras lo usas.
Y así fue nuestro paso por la capital de Mongolia, compartimos más de dos semanas conviviendo ocho personas juntos, nosotros tres más la madre, el padre y sus tres hijos en un monoambiente, levantándonos temprano para hacer todos juntos ejercicios, aprender juegos, salir a caminar, buscar el agua potable lejos, etc. Siempre estaré agradecido a esta hermosa familia que nos ha tratado como a sus hijos. Muchos aprendizajes les hemos robado, como ellos parte de nuestro corazón.
De todas mis experiencias viajando esta ha sido uno de las que más me ha marcado; llevando a pensar y reflexionar sobre las cosas que acumulamos y qué es realmente necesario. Te propongo un ejercicio, imagínate que eres un habitante de Mongolia y vives en un Ger con todas tus pertenencias dentro y tienes que desmontarlo completo ya que el verano llegó. ¿te acordás cómo va el piso? ¿Podrías hacerlo en un día? ¿Volverías a guardar todo?
Y ahora piensa en tí, ¿Cuántos miedos, frustraciones, rencores, complejos, presiones sociales hay dentro de tus paredes? Es hora de empezar a ser un poco más Mongol, porque al fin y al cabo la estructura simple, flexible, y liviana de un Ger es justamente lo que lo hace resistente.
Fotografías: Kiti Ferrero
1 Comment
Fernando
Excelente descripción del Ger y una vivencia,..tal vez…irrepetible…pero muy guardada en el corazon