La Agencia Internacional de Energía estima que la demanda de energía caerá un 6% en 2020, siete veces la disminución después de la crisis financiera mundial de 2008.
Por su parte, las energías renovables se convertirán en la única fuente de energía que crecerá este año.
“La pandemia de la COVID-19 representa el mayor shock para el sistema energético mundial en más de siete décadas”. Así de tajante se ha mostrado el último informe publicado por la Agencia Internacional de Energía (AIE) en el que indican que la demanda de energía caerá un 6% en 2020, siete veces la disminución vivida después de la crisis financiera mundial de 2008.
“En términos absolutos, la disminución no tiene precedentes: sería el equivalente a perder toda la demanda de energía de India, el tercer consumidor mundial de energía”, han destacado desde la agencia.

El desencadenante de esta crisis se ha achacado a los bloqueos adoptados por lo distintos países, que han reducido el consumo hasta el mismo que se podía registrar en cualquier domingo anterior a esta situación.
La AIE descubrió que cada mes de cierre mundial la demanda anual de energía global decrece en aproximadamente un 1,5% con respecto a los niveles observados a principios de abril Si hablamos de fuentes, el petróleo es el más afectado de todos con una caída del 9% en su consumo. Esto significa que se este año se consumirán de media 9,3 millones de barriles diarios menos que en 2019, con lo que se retrocederá a los niveles de 2012.
Tras él se encuentra el carbón. Aquí el informe prevé que la demanda mundial de esta fuente de energía caiga en un 8% este 2020, el mayor descenso desde la Segunda Guerra Mundial.
Por su parte, y después de diez años de crecimiento, la demanda de gas natural está en camino de disminuir un 5% en 2020. Esta sería la mayor caída anual registrada en el consumo de este recurso desde que la demanda de gas natural se desarrolló a escala durante la segunda mitad del siglo XX.
En la otra cara de la moneda se sitúan las fuentes de electricidad bajas en carbono, incluidas la eólica, la solar fotovoltaica, la hidroeléctrica y la nuclear, que alcanzarán este año en su conjunto el el 40% de la generación mundial de electricidad, 6 puntos porcentuales por delante del carbón.

En concreto, serán las renovables serán las únicas fuentes de energía que crecerán este año, en el que se prevé también que aumenten su participación en la generación mundial de electricidad gracias a su acceso prioritario a las redes y a los bajos costos operativos.
“A pesar de las interrupciones de la cadena de suministro que han pausado o retrasado el despliegue en varias regiones clave este año, la energía solar fotovoltaica y la eólica están en camino de ayudar a aumentar la generación de electricidad renovable en un 5% en 2020, ayudado por una mayor producción de energía hidroeléctrica”, han señalado en el informe.
No obstante, y a pesar de la capacidad de recuperación de las energías renovables en la generación de electricidad en 2020, su crecimiento será menor que en años anteriores.
De hecho, la energía nuclear, otra fuente importante de electricidad baja en carbono, está en camino de caer un 3% este año desde el máximo histórico que alcanzó en 2019. Además, las restricciones en el transporte y los viajes provocarán una caída sustancial en la demanda de biocombustibles.
“Esta crisis ha subrayado la profunda dependencia de las sociedades modernas en los suministros de electricidad confiables para apoyar los sistemas de salud, las empresas y los servicios básicos de la vida cotidiana”, ha informado Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE.
Como resultado de estas tendencias, principalmente la disminución en el uso de carbón y petróleo, las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía caerán casi un 8% en 2020, alcanzando su nivel más bajo desde 2010. Esta sería la mayor disminución de emisiones jamás registrada, casi seis veces mayor que la caída récord anterior de 400 millones de toneladas en 2009 que resultó de la crisis financiera mundial.
“Los gobiernos pueden aprender de esa experiencia colocando las tecnologías de energía limpia (energías renovables, eficiencia, baterías, captura de hidrógeno y carbono) en el centro de sus planes de recuperación económica. Invertir en esas áreas puede crear empleos, hacer que las economías sean más competitivas y dirigir al mundo hacia un futuro energético más resistente y más limpio”, ha concluido Fatih Birol.

Vía: elagoradiario