El clima ha sido tradicionalmente una de las causas más recurrentes que se han utilizado para explicar la fama del Triángulo de las Bermudas como un lugar peligroso en el que desaparecían misteriosamente barcos y aviones. Para muchos, las grandes tormentas y los tifones que se dan en la zona podrían haber provocado muchos de los accidentes que se han producido allí a lo largo de los años y que se calcula que han podido causar alrededor de 8.000 muertes desde finales del siglo XIX.
Sin embargo, hay otras explicaciones para el “fenómeno” del Triángulo de las Bermudas si es que existe. De hecho, ni siquiera está muy claro cuál es la superficie de este supuesto triángulo. Se habla de unos 1.1 millones de km² pero hay quien lo extiende hasta los 3.9 millones. En teoría los vértices de estarían en las Islas Bermudas, Puerto Rico y Miami, quedando Las Bahamas dentro del triángulo. La vida en estas islas no parece dejar mucho lugar al misterio.
Bahamas vive del turismo y recibe millones de visitantes especialmente de los cruceros, pero es que además se está convirtiendo en un buen lugar, sobre todo Paradise Island, para organizar eventos importantes a nivel internacional como el próximo PokerStars Championship, el Bahamas International Film Festival que se celebra en diciembre, o múltiples regatas a finales y principios de año. Los reveses sufridos en estas islas por los fenómenos meteorológicos, como el reciente huracán Matthew, no suelen alterar demasiado la rutina de sus habitantes ni han frenado su crecimiento y desarrollo.
Es por eso que muchos creen que el clima del Triángulo de las Bermudas no es suficiente para explicar lo que sucede –o se supone que sucede- en el también denominado Triángulo del Demonio.
El término de “Triángulo de las Bermudas” lo acuñó el escritor Vicent Gaddis en 1964 pero se empezó a hablar de la zona en 1950 por un artículo de Edward Van Winkle Jones en el que hablaba de desapariciones misteriosas en el área. En 1975 un bibliotecario de la Universidad de Arizona, Lawrence Kusche, publica The Bermuda Triangle Mystery: Solved, que básicamente señalaba las incoherencias, exageraciones e incluso falsedades de mucha de la literatura que había hasta la fecha sobre el Triángulo.
Fuente: Better World Books
Parece que realmente no hay ningún misterio en el Triángulo de las Bermudas porque ni siquiera es una zona especialmente peligrosa, a pesar de su climatología. La organización World Wildlife Fund hizo una lista de las aguas más peligrosas del mundo y el Triángulo de las Bermudas no estaba ni entre las diez primeras; todo lo contrario, las peores zonas para navegar están bastante lejos: el mar de Corea y Japón, el Triángulo del Coral entre Asia y Oceanía, el Mediterráneo y el Mar Negro, y el mar del Norte en las Islas Británicas.
A nivel oficial no existe ese triángulo, no aparece como tal en ningún mapa y ninguna autoridad lo reconoce.
Hay que tener en cuenta que por la zona del Triángulo de las Bermudas hay una gran cantidad de tráfico por las rutas entre Europa y Estados Unidos, el Caribe, etc., por lo que en proporción no hay tantos accidentes como supone la leyenda. Con todo, hay quien cree que sí y a lo largo de los años se han dado todo tipo de explicaciones, desde las supernaturales, como que la ciudad perdida de Atlantis está sumergida en la zona, hasta algunas más científicas como la creencia de que en la zona se producen variaciones magnéticas que provocarían alteraciones en las brújulas de los sistemas de navegación de barcos y aviones.
Este mismo año se publicaba una nueva teoría apoyada en el estudio científico de un grupo de la Universidad del Ártico en Noruega. Sus hallazgos en el mar de Barents se podrían aplicar y explicarían los accidentes en la zona de las Bermudas. Descubrieron cráteres de grandes dimensiones en el fondo marino que se produjeron por explosiones de filtraciones de gas metano. La teoría es que estas explosiones serían las que habrían “engullido” a todos esos barcos desaparecidos en el Triángulo de las Bermudas; explicar los accidentes de avión ya es algo más complicado aunque en principio se podría pensar en las turbulencias creadas por una explosión de grandes dimensiones.
Hace apenas unos días un documental del Science Channel señala una nueva causa para resolver el misterio que volvía a apuntar a la meteorología: nubes en forma de hexágono que se forman en la zona y producen vientos de 106 km/hora, lo que consideran como “bombas de aire” capaces de derribar aviones y formar olas de hasta 14 metros.
Explosiones submarinas, nubes hexagonales… son el último capítulo en la resolución de un misterio que sigue vigente pero cuya solución real probablemente sea que no hay misterio.