La ONU predice una subida inevitable de 3 a 5 grados en el Ártico para 2050

Las conversaciones sobre el clima de la ONU (COP24) en Katowice (Polonia) han marcado un antes y un después en nuestra manera de afrontar el cambio climático.

En la cumbre del clima de Katowice en 2018 hubo momentos en que parecía poco probable que se consiguiera la aprobación de la disminución de 1,5 ° C del informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, un libro de reglas creíble del Acuerdo de París y un fuerte impulso hacia nuevos objetivos de emisiones nacionales más ambiciosos para el año 2020.

Al final, la cumbre COP24 puede valorarse como un éxito relativo, pero una señal de que el mundo está decidido a avanzar en el cambio climático en virtud del Acuerdo de París, firmado el 22 de abril de 2016 y cuya entrada en vigor?: tuvo lugar el 4 de noviembre de 2016 (174 países y la Unión Europea lo firmaron).

¿Cómo planean los países cerrar la brecha entre sus objetivos existentes y lo que dicen los científicos del clima? Todas las acciones son necesarias para prevenir el cambio climático. La cuenta atrás ha comenzado.

Y es que el clima de la Tierra ha cambiado a lo largo de la historia. Apenas en los últimos 650.000 años, ha habido nada más y nada menos que siete ciclos de retroceso glacial, con el abrupto final de la última era glacial hace aproximadamente 7.000 años, que marcó el inicio de la era climática moderna y de la civilización humana. La mayoría de estos cambios climáticos se atribuyen a variaciones muy pequeñas en la órbita de la Tierra que cambian la cantidad de energía solar que recibe nuestro planeta.

Los satélites en órbita terrestre y otros avances tecnológicos han permitido a los científicos ver el panorama general del clima a escala global. Este conjunto de datos, recopilado durante muchos años, revela las señales de un clima cambiante.

La tendencia actual del calentamiento es de particular importancia, ya que, a causa de la actividad humana desde mediados del siglo XX, avanza a un ritmo sin precedentes.

Aumento de las temperaturas en el Ártico

Con el título «Enlaces globales: Una mirada gráfica al cambio del Ártico», el texto revela que el deshielo podría despertar al «gigante dormido» que supone esta región y causar más gases de efecto invernadero, así como un incremento en la acidificación y polución de los océanos. 

La investigación, dividida en tres partes -cambio climático, polución y biodiversidad- estuvo liderada por la investigadora Tina Schoolmeester, coordinadora de Asuntos Polares de GRID-Arendal, y se basa en un estudio del Consejo Ártico, pendiente todavía de publicación.

El Ártico alberga a más de cuatro millones de habitantes, de los cuales aproximadamente el 10 por ciento son indígenas y se dedican, en su mayoría, a labores como la minería, la pesca y la industria maderera.

Uno de los principales problemas a los que ahora se enfrenta la región es el deshielo del permafrost, terrenos que permanecen congelados durante más de dos años en altas latitudes, y que ahora se están rompiendo, lo que produce la liberación del carbón almacenado en estos suelos.

La contaminación de plásticos, que según ONU Medio Ambiente, «no entiende de fronteras», también afecta al Ártico ya que, según explicó Alfthan, es «un problema global».

El investigador español de GRID-Arendal Joan Fabres dijo que una de las conclusiones que más le sorprendió del informe fue el hecho de que «la polución por plástico afecta cada rincón del planeta».

Se estima que desde 1979, el hielo marino del Ártico ha disminuido en un 40 por ciento y, según expertos, si prosiguen las emisiones de CO2 actuales los veranos del Ártico estarán libres de hielo antes de la década de 2030.

Creado en 1996, el Consejo Ártico es un foro intergubernamental que aborda asuntos que afectan a los países árticos y los pueblos indígenas de la zona.

Vía: Muyinteresante/ Lavoz

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