La intensidad de una corriente de resaca depende de la altura de las olas y de las características topográficas de la costa. Son más peligrosas durante la marea baja.
Se las puede detectar dado que inhiben el oleaje. La fuerza de empuje hacia dentro hace que las olas en esa zona no rompan de igual forma o sean prácticamente inexistentes. Es decir, si en una playa vemos zonas de rompiente intercaladas con otras zonas en donde no hay olas, posiblemente estemos ante una corriente de resaca.
Si nos vemos atrapado en una corriente de resaca (Rip current en inglés) será un grave error intentar retornar a la orilla por donde nos succiona la corriente. Por mucho que braceemos hacia tierra, si estamos inmersos en una corriente de resaca, no alcanzaremos la playa.
Para salir de esta delicada situación hay que dejarse llevar, e intentar salir de la corriente para alguno de sus costados. Lo ideal es dirigirse para el lado en donde vemos las olas romper. Nunca luchar contra el corriente, dado que será inútil.
Es muy importante recordar lo anteriormente expresado: No intentar volver por donde nos succiona la corriente, intentar nadar en paralelo a la costa, en lo posible dirigiéndose hacia donde rompen las olas.
Vía: lareserva