Lágrimas de sirena: letal para los ocános

La contaminación con lágrimas de sirena tiene muchos inconvenientes. El principal es que, por ser pequeñas y coloridas, muchos animales marinos pueden confundirlas con alimento. 

Las llamadas “lágrimas de sirena”, o “nurdles” en inglés, son pequeñas bolitas de plástico que la industria utiliza para construir de todo: desde botellas hasta televisores. Es la materia prima de todo lo que se hace con plástico, los “ladrillos” con los que se construye este material.

Al ser tan pequeñas, las lágrimas de sirena resultan fácilmente transportables. Luego, las fábricas las funden y moldean en todo tipo de productos. El gran problema es que, justamente por ser tan pequeñas, muchas veces se extravían. Ya sea por una mala gestión en el transporte o también por descuidos en el proceso de producción, algunas de estas bolitas se pierden y terminan en ríos y océanos.

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Así dicho, puede no parecer muy grave. El problema es que son tantas las lágrimas de sirena que permanentemente se transportan y utilizan, que al final son miles de millones las bolitas de plástico que van a parar al mar.

as lágrimas de sirena son una forma metafórica de llamar a la crisis de los océanos. El mar llora plásticos, y no precisamente es por las sirenas. El nombre en realidad se refiere a un tipo de contaminación poco conocida, pero hasta ahora una de las más peligrosas para las profundidades. Las “lágrimas de sirena” son un tipo de perlas de plástico sumamente pequeñas que terminan en las aguas de los mares y océanos, contaminando el ecosistema. 

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También llamados “nurdles”, estas bolitas de plástico miden entre 1 y 5 milímetros y son la materia prima básica para la creación de artículos plásticos. Se les clasifica como microplásticos primarios, al igual que las perlas utilizadas en la industria cosmética. Están diseñados de ese tamaño por una razón y esa es su fácil transportación hacia las fábricas, que luego fundirán las millones de partículas de ‘nurdles’ para producir objetos de mayor tamaño como las botellas plásticas. Por lo tanto, no hay que confundir con los microplásticos que se desprenden de la contaminación de objetos de mayor tamaño.  

El problema con estos microplásticos primarios, es que cantidades exorbitantes de lágrimas de sirena no llegan a cumplir su función última y terminan siendo desechadas a los océanos. La mala gestión en la transportación de estas pequeñas perlas, así como también en su procesamiento, hace que millones de ellas se liberen involuntariamente en las aguas de cuerpos dulces y salados.

Alimento tóxico para la fauna marina

Su diminuto tamaño, la forma redonda y la variedad de colores, los convierten en objetos atractivos para la vida marina que termina confundiéndolos con huevecillos de peces y pequeñas presas. De esta manera se adhieren a los organismos de seres vivos, aunque desde luego que de nutrientes no tienen nada. Por el contrario, hay un problema que se agrega a la situación. La composición polimérica de estas perlas plásticas, permite que los contaminantes orgánicos persistentes (COP) presentes ya de por sí en el agua, se acumulen en sus superficies.

Además, también pueden ser colonizados por microbios peligrosos para el humano y los animales marinos. Así que terminan siendo una bomba de tiempo, no sólo por la contaminación que ya de por sí representan. Sino por la adherencia de sustancias tóxicas y microbios a sus superficies. Son tan peligrosos que incluso son un peligro para el contacto con la piel desnuda de los humanos que visitan playas contaminadas.

La situación se vuelve más preocupante cuando ponemos en términos de cifras el nivel de contaminación de lágrimas de sirena liberada anualmente a los océanos. Se estima que cada año hasta 53 mil millones de nurdles se liberan al océano involuntariamente por la industria del plástico. Y para ponerlo en contexto, hay que decir que esta cantidad es suficiente para crear 88 millones de botellas plásticas.

microplásticos lágrimas sirena

Silenciosamente las lágrimas de sirena han ido contaminando con plástico los océanos. Es el tipo de contaminación más peligrosa que existe y sin embargo, casi no se habla de ella. Rara vez se pone sobre la mesa en las discusiones sobre contaminación plástica y necesitamos visibilizar el tema para plantear posibles soluciones.

Vía: https://ecoosfera.com/

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