Con la llegada del invierno, hay ciertos factores relativos a esta época del año que pueden alterar y favorecer la incidencia de los alérgenos.
La alergia al polen se asocia mas frecuentemente a los meses de primavera, pero también en invierno hay plantas que polinizan y pueden desencadenar o exacerbar procesos alérgicos como rinitis, conjuntivitis y asma.
Las cupresáceas o Ciprés—nombre científico Cupressaceae—son árboles o arbustos con madera y follaje muchas veces aromáticos, con hojas como escamas fuertemente apretadas desde 1 mm a 3 cm de largo. Son muy utilizadas por su madera, su fragancia, y como ornamentales.

El ciprés poliniza—desprende su grano de polen—en invierno y a principios de la primavera, desde junio hasta octubre. Es el polen de mayor recuento en invierno. Los días más secos, fríos y ventosos favorecen el aumento de los niveles de polen.

Los pacientes alérgicos al polen de ciprés presentan una incidencia muy elevada de rinitis y conjuntivitis sin embargo, la incidencia de asma es más baja comparada con la de los alérgicos al polen de gramíneas (pasto). Los síntomas que ocasionan son:
- prurito nasal
- ocular y/o faríngeo
- estornudos
- secreción y congestión nasal
- lagrimeo
Como medidas preventivas es importante tener en cuenta algunas recomendaciones:
- Ventilar los hogares
- La calefacción genera un ambiente más seco, donde el polen se concentra con mayor facilidad
- Evitar las actividades al aire libre especialmente parques y jardines donde es posible que predomine el ciprés, especialmente los días ventosos, secos y fríos
- Uso de lentes de sol para evitar el impacto ocular del grano de polen
- En las primeras horas de la mañana y las últimas horas de la tarde se encuentra la mayor cantidad de polen en el aire ambiental
- Si en invierno presenta los síntomas mencionados consulte con un médico alergólogo para un diagnóstico correcto y asesoramiento adecuado y oportuno
- El tratamiento de los síntomas puede verse beneficiado con antihistamínicos orales, corticoides nasales o inhaladores para el asma

Otro factor a tener en cuenta es que en invierno las personas pasan más tiempo en interiores aumentando en muchas ocasiones la exposición a contaminantes intramuros la cual hace referencia a la “mala calidad del aire en interiores” y este tiene su origen en múltiples fuentes contaminantes.
El polvo de casa es la principal fuente de alérgenos en el interior de las viviendas. Está compuesto por materia inorgánica y orgánica:
- virus
- bacterias
- pólenes
- esporas de hongos
- epitelios de animales
- ácaros
- restos de alimentos y de plantas
Estos elementos son capaces de desencadenar y exacerbar el asma y otros síntomas y enfermedades respiratorias.
Asimismo, el uso de carbón vegetal o mineral, excrementos de animales y residuos agrícolas que se queman en cocinas y estufas de baja eficiencia para cocinar y calentar los hogares, generan un aire ambiental muy contaminado que predispone a la exacerbación asmática
Se recomienda el uso de otros tipos de fuentes de energía como ser el gas natural, gas licuado, querosene, pantallas solares y/o electricidad.
La escasa ventilación en los hogares se asocia con una variedad de síntomas tanto de las vias aéreas superiores como inferiores. El efecto puede estar mediado por la transmisión de infecciones respiratorias o por el aumento en los interiores de humedad que posibilita el crecimiento de ácaros del polvo, hongos y otros microorganismos.
Son necesarias medidas específicas de limpieza y de evitación de los ácaros del polvo como el control de la humedad y la temperatura para minimizar la exposición a sus alérgenos, y reducir los síntomas de asma y la necesidad de medicación.

Fuente: fundaler