En las regiones circumpolares de Júpiter se desarrolla una intensa actividad auroral.
Como en el caso de la Tierra, el campo magnético del gigante gaseoso se comporta como un embudo y canaliza las partículas cargadas procedentes del Sol hacia los polos.
Cuando estas partículas chocan con las moléculas de la atmósfera, los átomos de los gases presentes en ella pierden temporalmente sus electrones. No obstante, la fuerza eléctrica recaptura los electrones. A medida que los electrones se recombinan con núcleos cargados positivamente para reconstituir moléculas neutrales, emiten fotones y se forman las auroras polares.
En la imagen compuesta mostrada más arriba, registrada en luz ultravioleta por el Telescopio Espacial Hubble y publicada recientemente, se observa un anillo de auroras claramente centrado en el polo norte de Júpiter. A diferencia de las auroras terrestres, las de Júpiter incluyen varias rayas y puntos brillantes. La Gran Mancha Roja de Júpiter se reconoce en el hemisferio sur.
Vía: elsofista.blogspot