Estas enigmáticas piedras tienen una larga lista de curiosidades que las convierten en una interesante herramienta. Su forma, su procedencia, su relativa escasez y muchos otros aspectos la han convertido en una piedra tan curiosa como atrayente.
Originada en las entrañas de nuestro planeta, el moqui nos aporta la impronta energética del mundo intraterreno y del núcleo de la Tierra. Ya los pueblos indígenas de América la usaban para comunicarse con el mundo sutil o los antepasados.

Esta piedra recibe diversos nombres: moqui, aetita o incluso mochi. Su forma es muy curiosa con una superficie negra, marrón o grisácea y manteniendo siempre una geometría ovalada o circular más o menos regular. Formalmente, se trata de un interior blando de arenisca de sílice recubierta de una capa de hematite u óxido de hierro bastante dura.

Esta piedra prácticamente «surge» de la tierra, sin que sepamos realmente su origen y razón. Se obtiene en lugares muy concretos: en el suroeste de EEUU, sobre todo en los desiertos de Utah o Arizona y en algunos puntos de Brasil. Esta limitación en su localización provoca que sea una piedra valiosa y muy apreciada. Recientemente, se han divisado en la Luna y Marte esférulas de hematite muy semejantes a estos moquis, descubiertas en el planeta rojo gracias a las fotografías captadas por el rover Opportunity.

Otra de las curiosidades es que estas piedras vienen en parejas y se las clasifica en masculino y femenino, siendo la primera de superficie rugosa y la segunda más lisa. Recibe su nombre de los indígenas Hopi y que los españoles llamaban incorrectamente moquis, que ya las usaban con fines ceremoniales. Pero, también las usaban otras tribus como los navajos o los zuñi, oriundos de Nuevo México.

Los chamanes de estas comunidades las empleaban para comunicarse con el mundo de los antepasados y los espíritus, ya que les atribuían propiedades mágicas que les permitían acceder al mundo sutil y de lo que no se ve.

También, eran usadas para problemas de salud y para equilibrar la energía interna. Por todo ello, el moqui es una singular piedra, llena de la magia del interior de la Tierra y de los desiertos, permeada por el Sol y su influjo.

Vía: universoyrealidad