Un ambiente contaminado, sequía, altas temperaturas, plaguicidas, y exceso de nutrientes que favorecieron el florecimiento de algas nocivas, ¿son los factores que provocan su muerte?
Los manatíes de Florida, donde esa especie de mamíferos marinos dejó de estar protegida en 2017, sufrieron en 2020 la segunda mayor cifra de mortalidad en cinco años y la culpa en gran parte fue de los humanos, a pesar de las restricciones de movimiento por la covid-19.
El récord en el periodo 2016-2020 son los 810 decesos de manatíes alcanzado en 2018, pero la de 2020, aunque provisional, es la segunda cifra mayor
Al iniciar el invierno de 2020, una serie de veterinarios de la Comisión de Conservación de Vida Silvestre y Pesca de Florida se percataron de que los manatíes de Florida estaban perdiendo la vida. Originalmente, atribuyeron las muertes a las bajas temperaturas, que les pudieron causar niveles elevados de angustia al no estar acostumbrados. Muy pronto se dieron cuenta de que la razón parecía estar ligada a la actividad humana.
El laboratorio de la conservacionista Martine de Wit se encuentra en San Petersburgo. Sin embargo, siguió el alza en mortandad de manatíes desde cerca. Sólo en el primer trimestre de 2021, 430 ejemplares han perdido la vida. En lo que va del año, la cifra supera tres veces la totalidad de pérdidas que se registraron en 2020.

Según el equipo de médicos veterinarios liderados por de Wit tiene claro que estos mamíferos acuáticos son muy sensibles a los cambios bruscos de temperatura. Más aún si se trata de descensos considerables. Por esta razón, migran a aguas más cálidas, como las que se encuentran en el sistema estuario de la costa atlántica de Florida.
Sorprendentemente, la mayor parte de las muertes se han producido justamente en esta región de Estados Unidos, a pesar de ser menos profundas y adecuarse mejor a la calidez que estos animales necesitan. Hasta ahora, los esfuerzos de conservación se han enfocado en sanar a los ejemplares sobrevivientes que siguen enfermos.
Demacrados y hambrientos, según señala la experta, podría ser que esta merma considerable en la población de manatíes estadounidenses esté relacionada a la pérdida de sus fuentes de comida. Este fenómeno, a su vez, se decanta de la contaminación considerable del agua delas lagunas del país.
Hoy en día, productos químicos usados en la actividad agrícola contaminan las aguas de las lagunas estadounidenses. Casi todos están relacionados a fertilizantes tóxicos, compuestos de fósforo y nitrógeno. Estas sustancias han deteriorado la calidad del agua y la pureza de los ecosistemas en los que los manatíes viven.
Para mantenerse sano, un manatí promedio tiene que comer el 10 % de su peso total en plantas acuáticas. Esta necesidad se coarta con estas sustancias químicas tóxicas, que no permiten que los manglares, por ejemplo, puedan crecer ni desarrollarse.
A pesar de su apariencia robusta, los manatíes son animales increíblemente delicados, que se lesionan fácilmente la piel. Al no contar con grasa aislante de manera natural, es común que padezcan de “frost bites” que les lastiman la piel, y desencadenan otros padecimientos.

A pesar de que hoy en día el gobierno federal de Estados Unidos protege a la especie, es una realidad que la contaminación de las aguas está comprometiendo gravemente su existencia. No sólo a ellos, sino a las más de 4 mil 300 especies animales y vegetales que comparten el sistema estuario con ellos.
Vía: https://noticiasambientales.com/