La unión hace la fuerza. Un estornino de 20 cm de tamaño no puede competir con las afiladas garras de un halcón de casi 38 cm. Pero miles de ellos sí. Como en una película de zombis, es la fuerza del número lo que imprime carácter.
Seguramente, todos hemos contemplado las nubes de estorninos que sobrevuelan al atardecer los cielos de muchas ciudades europeas y asiáticas en compactas formaciones, ofreciendo un espectáculo similar a un ballet aéreo. Ahora, los científicos desentrañan por primera vez las claves de este comportamiento gregario.
De seis en seis
Entre un estornino cualquiera, llamémoslo A, y otro calificado como B, siempre hay seis pájaros de separación. Los investigadores han descubierto que cada ave está ligada a otras seis, a las que nunca pierde de vista, ya que se mantiene como mucho a un metro de distancia de ellas; y cada una de esas aves está, a su vez, vinculada a otras seis.
Gracias a la suma de estas interrelaciones es como los estorninos construyen sus formaciones, cuya cohesión no parece romperse nunca.
Fotografías: Roeselien Raimond, Cherylorraine Smith, Nils Poldervaart
Vía: quo.es