Los científicos del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus confirman que las columnas de ozono sobre amplias zonas del Ártico han alcanzado valores mínimos históricos y que se ha formado un agujero de ozono inusual sobre el Ártico.
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS), implementado a través del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMP) en representación de la Comisión Europea, informa de que las columnas de ozono sobre amplias zonas del Ártico han registrado valores mínimos récord este año, lo que ha conllevado la formación de un agujero de ozono.

Según las mediciones del CAMS, la columna total de ozono (en unidades Dobson) en su máxima extensión, el 29 de marzo de 2020 (izquierda) y el 6 de abril de 2020 (derecha), muestra unos valores inferiores a 250 UD en amplias zonas del Ártico. Crédito: Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, CEPMP
Si bien el agujero de ozono sobre la Antártida se forma cada año durante la primavera austral, la última vez que se observó un agotamiento de la capa de ozono igual de marcado sobre el Ártico fue durante la primavera boreal de 2011, y los científicos del CAMS prevén que el agotamiento de la capa de ozono sobre el Ártico en 2020 pasará a ser aún mayor.

El CAMS contribuye a los esfuerzos internacionales por preservar la capa de ozono mediante su continua supervisión y la publicación de datos de elevada calidad acerca de su estado actual, como hizo el pasado noviembre al informar de que el agujero de ozono sobre la Antártida era el de menor envergadura de los últimos 35 años. Las mediciones satelitales se combinan con modelos informáticos de la atmósfera, de manera similar al método utilizado para realizar predicciones meteorológicas. La monitorización del agujero de ozono es importante, dado que la capa de ozono estratosférica actúa a modo de escudo para proteger la vida terrestre de los efectos potencialmente dañinos de la radiación ultravioleta.
El CAMS ha seguido de cerca la actividad inusual en la capa de ozono que ha tenido lugar en grandes regiones del Ártico esta primavera y sus hallazgos muestran que la mayoría del ozono en la capa situada a una presión de entre 50 y 80 hPa —a alrededor de 18 kilómetros de altura— se ha agotado.

Si bien todos los años se forma un agujero de ozono sobre la Antártida durante la primavera austral, los agujeros de ozono sobre el Ártico son poco habituales, dado que, por lo general, el hemisferio norte no cuenta con las condiciones necesarias para que se produzca un agotamiento de la capa de ozono tan marcado. En general, la estratosfera del Ártico está menos aislada que la de su homóloga de la Antártida debido a que la presencia de masas continentales y cordilleras en latitudes elevadas en el hemisferio norte altera las pautas meteorológicas, lo que conlleva que el vórtice polar sea más débil y sufra más perturbaciones.
«Nuestras previsiones sugieren que las temperaturas están ahora empezando a aumentar en el vórtice polar», comenta Vincent-Henri Peuch, director del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus. «Ello implica que el agotamiento de la capa de ozono se ralentizará y, en última instancia, se detendrá, dado que el aire polar se mezclará con el aire rico en ozono de latitudes inferiores. El CAMS seguirá monitorizando la evolución del agujero de ozono sobre el Ártico durante las próximas semanas. Resulta sumamente importante mantener los esfuerzos internacionales por monitorizar los acontecimientos anuales relacionados con el agujero de ozono y la capa de ozono a lo largo del tiempo».

Cómo se forma el agujero de ozono
Las sustancias que contienen bromo o cloro se acumulan en el vórtice polar, donde permanecen químicamente inactivas en la oscuridad. Las temperaturas en el vórtice pueden caer por debajo de los -78 grados Celsius y puede producirse la formación de cristales de hielo en las nubes estratosféricas polares, que desempeñan un papel importante en las reacciones químicas.
A medida que el sol sale por el polo, la energía que desprende libera los átomos de cloro y bromo presentes en el vórtice, que pasan a estar químicamente activos y destruyen rápidamente las moléculas de ozono, lo que provoca la formación del agujero.
Notas a redactores:
Copernicus es el programa insignia de observación de la Tierra de la Unión Europea que opera a través de seis servicios temáticos: atmósfera, mares, tierra, cambio climático, seguridad y emergencias. Ofrece servicios y datos operativos de acceso libre que brindan a los usuarios información fiable y actualizada sobre el planeta y el medio ambiente. La Comisión Europea coordina y gestiona el Programa, que se implementa en colaboración con los Estados miembro, la Agencia Espacial Europea (AEE), la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (EUMETSAT), el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMP), las Agencias de la UE y Mercator Océan, entre otros.
El CEPMP opera dos servicios del programa insignia de observación de la Tierra de la Unión Europea: el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) y el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus de Copernicus (CAMS). También contribuye al Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus (CEMS). El Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMP) es una organización independiente intergubernamental conformada por 34 países. Constituye tanto un instituto de investigación como un servicio que opera de forma ininterrumpida para producir y divulgar predicciones meteorológicas numéricas a sus Estados miembro. Estos datos están totalmente disponibles para los servicios meteorológicos nacionales de dichos Estados miembro. El superordenador (y su archivo de datos) del CEPMP es uno de los más potentes de su tipo en Europa y los Estados miembro pueden utilizar el 25 % de su capacidad para sus propios fines.
Vía: Tiempo (Revista Ram)