Un equipo de científicos españoles ha hecho uso de los pequeños movimientos sísmicos que produce el deshielo cerca del río Aragón para determinar en qué épocas se producen los mayores episodios de deshielo que incrementan su cauce. Un hallazgo que se podrá utilizar para estudiar fenómenos similares que produce el cambio climático.
En primavera, con la llegada del buen tiempo, la nieve acumulada en las montañas comienza a derretirse y posteriormente a nutrir los arroyos que harán crecer el caudal de los ríos. Este fenómeno que en principio puede suscitar calma y armonía, también es capaz de producir todo lo contrario, como terremotos, aunque a muy pequeña escala.

Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera del CSIC (ICTJA-CSIC) han analizado esas señales sísmicas para medir los periodos en los que el deshielo se va a acentuar y, como consecuencia, el caudal del rio Aragón.
Para poder llegar a sus conclusiones, los autores del estudio utilizaron los datos registrados durante un periodo de 6 años (2011-2016) por el sismómetro instalado en el interior del Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC), situado a unos 400 metros del cauce del río Aragón, en el Pirineo aragonés.
Gracias a los datos, los investigadores generaron una serie de espectrogramas diarios, una forma gráfica de representar la energía de la señal en función de la frecuencia con una resolución de minutos.
“Durante los episodios de deshielo hemos podido identificar señales sísmicas con unos espectrogramas característicos que permiten diferenciarlas de otras fuentes de vibraciones presentes en el fondo de la señal”, ha indicado Jordi Díaz, investigador del ICTJA-CSIC y primer autor de un estudio.

Posteriormente diseñaron un algoritmo para clasificar de forma jerárquica los espectros de la señal obtenidos y poder hallar así patrones comunes. De este modo, pudieron identificar los días en los que se producían episodios de deshielo, así como los diferentes grados de intensidad de estos procesos.
Con el análisis de los espectrogramas los investigadores pudieron observar que, de forma general, los episodios de deshielo se concentran durante los meses de abril y mayo. En algunos casos, como en el año 2013, los investigadores llegaron a identificar en la señal crecidas derivadas de la fusión de la nieve a principios del mes de julio.
“Los resultados muestran una gran variabilidad entre los diferentes años analizados, producto en última instancia de las variaciones de los parámetros atmosféricos cómo la temperatura, la insolación y la precipitación”, comenta Díaz.
Por otro lado, han destacado que, cuando la intensidad de la fusión de la nieve es entre moderada y débil, la crecida del río experimenta una disminución notable hacia las últimas horas de la noche. Mientras que en los episodios de deshielo más intensos, el incremento del caudal del río se mantiene a lo largo de todo el día, aunque continua siendo más intenso por la tarde.
“Bajo buenas circunstancias, es decir, con un bajo nivel del ruido provocado por las actividades humanas, los terremotos pueden ser una herramienta útil para estudiar y monitorizar este tipo de fenómenos hidrológicos a largo plazo y contribuir, por ejemplo, al estudio de los efectos del cambio climático“, concluye Jordi Díaz.

Vía: elagoradiario