Los babilonios suponían que era la cola de su diosa Tiamat. Los antiguos griegos creían que dotaba a Hércules sus habilidades de dios. No fue sino hasta 1610 que, usando su telescopio para darle una mirada más de cerca a la Vía Láctea, Galileo descubrió que era un cuerpo formado por estrellas, todo de estrellas.
Y los científicos de hoy dicen que nuestra vista de esas estrellas está siendo borrada por las fuentes de la luz humana, que sigue abrillantando a nuestro cielo.
Un grupo de científicos internacionales utilizaron datos satelitales de alta resolución para actualizar el “Atlas mundial del brillo artificial en el cielo” que mide la cantidad de luz artificial que refleja la atmósfera y que retorna a la Tierra.
Los nuevos datos muestran que actualmente hay un tercio de la humanidad que no puede ver la Vía Láctea, nuestra galaxia, en el cielo nocturno. “Ya tenemos ahora un par de generaciones de gente que vive en áreas impedidas de ver las características astronómicas”, dijo Chris Elvidge, científico físico en el Centro de Información Medioambiental en la NOAA. “La gente ya no tiene esa vista y las conexiones que esa vista les permite con el cosmos”.
Fotografía: Stergos Skulukas, Rick Parchen, Wayne Pinkston