El archipiélago de Chiloé, frente a la costa de Chile, era conocido por sus espectaculares paisajes, una abundante fauna, sus tradicionales casas elevadas sobre pilotes y las iglesias de la época colonial. Pero ahora está de actualidad por algo menos pintoresco, la proliferación de algas tóxicas que amenazan su vida marina y el sustento de los pescadores que dependen de ella.
Una marea roja es una excesiva proliferación de microalgas (específicamente dinoflagelados) en los estuarios o el mar, causada por diferentes tipos de algas presentes en número elevado (miles o millones de células por milímetro cúbico). Presenta elevadas concentraciones de toxinas para peces y otros productos del mar.
«Mataron nuestro océano», dijo Marisol Millaquién, que lleva semanas sin poder salir a pescar por la presencia de una maloliente alga de color azul verdoso que ha infestado las costa con la conocida como «marea roja».
La «catástrofe silenciosa», como la llaman los pescadores locales, es la peor marea roja en la historia de Chile y llevó al gobierno a declarar la zona de emergencia para la costa sur, donde se encuentran estas islas populares también por ser uno de los mejores puntos de observación de aves en la región.
Esta proliferación de algas puede ser letal para peces, pájaros y otros animales marinos, ya que emiten una toxina que paraliza su sistema nervioso central. El consumo de productos contaminados por la marea roja puede ser perjudicial también para los humanos.
La vista desde la tradicional casa elevada de Millaquién es desoladora: Docenas de barcas fantasma abandonadas y pájaros y peces muertos llenan el paisaje.
Vía: panorama