Habrá que andar con cuidado y saber bien qué hay debajo de los adoquines… José Antonio López Guerrero recurre a la Historia para dar una respuesta. Según estudios arqueológicos recientes, el peso de los fastuosos palacios y templos de Alejandría, incluido el Palacio de Cleopatra, podría haber provocado su hundimiento en el fango y el agua durante el siglo IV a.C.
Al parecer, el lodo del Nilo tiene una composición cristalográfica tal que, aunque podría aguantar altas presiones, en determinado momento habría cedido, compactando los cristales, perdiendo el agua contenida en su interior y, en consecuencia, perdiendo volumen y estabilidad. Parte de los edificios podrían haberse venido abajo como un castillo de naipes. Otras ciudades susceptibles de haber sucumbido de la misma forma podrían haber sido Canopo o Heraclion.