Asimismo, alertaba de que algunas subregiones podrían llegar a ser, en 2100, unos 4 grados más cálidas, lo que tendría grandes consecuencias para la flora y la fauna.
El pasado mes de octubre un informe de la organización intergubernamental Unión por el Mediterráneo revelaba que, desde la época preindustrial, la región mediterránea se ha calentado alrededor de 1,5 grados centígrados, es decir, un 20% más rápido que la media global.
Una de ellas es la subida del nivel del mar, que podría alcanzar los 1,9 metros en 2100, casi un metro más que la media mundial, según señalaron el pasado mes de octubre un grupo de expertos en el IV encuentro de la Red de Periodistas Ambientales de Agencias de Noticias Públicas del Mediterráneo.

No obstante, no todos los efectos derivados de la crisis climática se ven a simple vista, pues muchos quedan escondidos bajo el agua, como es el caso del impacto de las olas de calor marinas, que llevan acechando la región mediterránea desde los años 80, tal y como se desprende de un estudio publicado este mes de noviembre en la revista especializada Frontiers in Marine Science .
Según el trabajo, liderado por investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (ICM) de Barcelona, entre 1979 y 2017, el Mediterráneo llegó a experimentar hasta 676 eventos de mortalidad masiva de especies por culpa de distintas olas de calor. Según el estudio, estos eventos afectaron a un total de 93 especies, la mayoría de ellas esponjas (47,4%).

Olas de calor marinas
En el Mediterráneo, desde los años 80, estos eventos han afectado a 93 especies distintas, la mayoría esponjas
El año en el que ocurrieron cada uno de estos eventos de mortalidad masiva, así como las anomalías de temperatura registradas en cada uno de ellos, pueden consultarse en la base de datos MME-T-MEDNet, una plataforma ideada por los propios autores del estudio anterior para ayudar en la conservación de la biodiversidad del Mediterráneo, que hospeda al 7% de las especies marinas de la Tierra.
Además, el Mediterráneo está experimentando un aumento de las proliferaciones de especies de afinidad tropical como consecuencia del aumento de las temperaturas. Un ejemplo de ello es la presencia en la región mediterránea del pez león (Pterois miles), nativo de las lagunas costeras y los arrecifes del océano Índico tropical y del Pacífico occidental.
Esta especie fue avistada por primera vez en el Mediterráneo hace unos siete años. Los primeros ejemplares se detectaron en Turquía, Israel, el Líbano y Chipre y, tres años más tarde, la especie ya había llegado a Grecia, Italia y Túnez gracias a su gran capacidad de adaptarse a nuevos territorios.

Vía: lavanguardia