Según estudio, los huracanes ya se han hecho más intensos

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Tras analizar los datos de  40 años, la National Oceanic and Atmospheric Administration de EEUU concluye que los vientos máximos sostenidos de los ciclones tropicales se están haciendo más fuertes. Hay un 15% más de posibilidades de que lleguen a velocidades de 185 km/h, el umbral de un huracán de fuerza 3.

Desde hace décadas, los científicos advierten de que el calentamiento global generará huracanes más intensos. Es una previsión que responde a la lógica física. Puesto que estos ciclones tropicales se forman por la evaporación del agua del mar, creando enormes corrientes de convección cargadas de energía, es fácil intuir que con una atmósfera con más carga energética estos serán más potentes.

Lo que la ciencia afirma ahora es que este hecho es ya una realidad y no una previsión.

En la práctica totalidad de las regiones en las que se forman huracanes los vientos máximos sostenidos, un factor clave de la medida de la fuerza de un ciclón tropical, se han hecho más fuertes, sostiene una investigación recién publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

El estudio ha sido realizado por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), la entidad pública de referencia sobre clima en EEUU y el Institute for Meteorological Satellite Studies de la Universidad de Wisconsin-Madison y ha consistido en el análisis de 40 años de imágenes de satélite de huracanes en al Atlántico.

Según la investigación, la probabilidad de que los vientos de un huracán alcancen velocidades de al menos 100 nudos se ha incrementado al menos un 15% desde la primera mitad de la serie histórica de cuatro décadas estudiada hasta segunda mitad.

Los 100 nudos equivalen a vientos sostenidos de 185 kilómetros por hora, capaces de provocar daños estructurales en edificios pequeños y causar inundaciones cercanas a la costa. En la conocida escala de 1 a 5 que mide la potencia de los huracanes, la escala Saffir-Simpson equivale a un huracán de categoría 3.

El huracán Harvey, cerniéndose sobre Norteamérica. | Crédito: UW-Madison-SSEC

Huracán, ciclón, tifón…

Ciclón tropical es el término genérico para referirse a un sistema tormentoso que se forma sobre océanos tropicales o subtropicales. Se caracteriza por una circulación cerrada alrededor de un centro de baja presión que produce intensas lluvias y vientos potentes.

Los ciclones tropicales extraen su energía de la condensación de aire húmedo, por lo que siempre se forman sobre el mar aunque pueden desviarse hacia tierra firme, donde pierden fuerza.  Generalmente presenta una zona frontal denominada “ojo” del ciclón de un diámetro de pocas decenas de kilómetros, donde el viento es débil y el cielo está más o menos despejado.

Tifón es la palabra empleada en Japón, China y países vecinos, mientras que ciclón es el nombre empleado para los que se forman en el océano Índico. En el caso del Atlántico son conocidos como huracanes, que es el término con el que se designan en inglés (hurricane) y el más conocido en nuestra lengua, muy posiblemente por la influencia de EEUU.   

“Según nuestro estudio y la modelización de la física atmosférica, el estudio confirma con lo que esperaríamos ver en un clima más cálido como el nuestro”, afirma James Kossin, autor principal del artículo e investigador de la NOAA.

El trabajo continúa precisamente trabajos anteriores de Kossin, quien en 2013 había identificado la tendencia a la intensificación de los huracanes tras analizar 28 años de datos, entre 1982 y 2009. Sin embargo, explica el meteorólogo, ese periodo de tiempo ofrecía resultados menos concluyentes y parecía necesaria una serie más larga de datos para mostrar resultados estadísticamente significativos.

Para aumentar la confianza en los resultados, los investigadores ampliaron el estudio para incluir datos mundiales sobre huracanes desde 1979 hasta 2017. Mediante el uso de técnicas analíticas, incluida las mediciones de temperatura infrarroja realizadas por satélites geoestacionarios para estimar la intensidad del huracán, Kossin y sus colegas pudieron crear un conjunto de datos más uniforme para identificar tendencias.

“El principal obstáculo para encontrar tendencias es que los datos se tomaron con la mejor tecnología del momento”, señala Kossin en un comunicado remitido por la Universidad de Universidad de Wisconsin-Madison. Cada año, los datos son un poco distintos al anterior, cada nuevo satélite tiene nuevas herramientas y captura los datos de diferentes maneras, por lo que al final tenemos un abanico de datos de satélite entrelazados”, añade el investigador.

dorian, huracán
Una imagen del huracán Dorian, de 2019. | Crédito: NASA

Los huracanes están cambiando

La investigación previa de Kossin ha mostrado otros cambios en el comportamiento de los huracanes a lo largo de las décadas, como su dirección y velocidad. En 2014, identificó una migración de los huracanes hacia los polos, probando que los ciclones tropicales viajan cada vez más al norte y al sur, exponiendo a poblaciones costeras que hasta ahora se veían menos afectadas por ellos.

En 2018, demostró que los huracanes se están moviendo más lentamente al tocar tierra, debido también a los cambios en el clima. Esto da como resultado nuevos riesgos, como un aumento de las inundaciones y los daños, ya que ahora las tormentas se ciernen sobre ciudades y campos de forma más sostenida.

“Nuestros resultados prueban que los huracanes se han potenciado a escala mundial y regional, lo que es consistente con las previsiones de cómo los ciclones tropicales deberían teóricamente responder al calentamiento global “, dice Kossin. No obstante, añade una precisión. Aún es pronto para decir cuántas de las tendencias detectadas son causadas por las actividades humanas o por la variabilidad natural.

Vía: elagoradiario

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