Un rayo de luz solar incide en la mitad superior de la gota, una parte de la luz se refleja y se pierde pero el resto penetra al interior. Al pasar del aire al agua, el rayo cambia de dirección. Ese cambio es distinto para los diferentes colores que componen la luz solar. El rojo se curva menos y los distintos colores se van curvando más hasta el violeta, que es el que más lo hace. El rayo blanco se convierte así en un conjunto de rayos de distintos colores que se van separando más a medida que avanzan ( en realidad el espectro es continuo pero nosotros los identificamos por los colores básicos). Luego chocan con la pared interna de la gota de agua y en parte son reflejados hacia atrás, como si fuera un espejo. Por último, los rayos vuelven a chocar con la superficie de la gota y salen al exterior, cada color en distinta dirección.
Las históricas olas gigantes en Nazaré, Portugal
El Cañón de Nazaré es un cañón submarino