Una tormenta de arena, referida también como tormenta de polvo, es un fenómeno que se produce cuando vientos de suficiente intensidad soplan sobre arena suelta en una superficie seca. Las partículas de arena entonces son transportadas en la dirección del viento, ya sea por suspensión, o sea flotando o «saltación» (un término geológico que en palabras sencillas es el equivalente a que las partículas vayan dando verdaderos saltos depositándose nuevamente en el suelo, válido para las partículas más pesadas).
Lo que ocurre, de manera más precisa es que primero las partículas comienzan a vibrar, lo que las suelta del terreno y les permite dar esos «saltos» que te mencioné, para de esta manera ir soltando más el terreno y entonces se van liberando partículas más finas que se suspenden y así se va armando el asunto.
Por lo anterior, puedes deducir que las condiciones como para que se den estas tormentas son propias de lugares desérticos, como en la península Arábiga o en otros lugares cuando son afectados por épocas de sequía, como en el impresionante caso de Australia (Sydney se tornó literalmente de color «rojo» por unos días).