Identificar la presencia de agua líquida en otros mundos, grandes o pequeños, es crucial en la búsqueda de lugares habitables más allá de la Tierra. Los modelos teóricos ya predecían la presencia de un océano en Ganímedes, pero ahora el Telescopio Espacial Hubble ha aportado la mejor evidencia de ello hasta hoy.
El Hubble fue utilizado para observar el brillo de las auroras sobre la superficie helada de Ganímedes. Las auroras están vinculadas con el campo magnético de esta luna, el cual desciende hasta su núcleo. Un océano de agua salada tendría que influenciar en el dinamismo del campo magnético durante la interacción con el inmenso campo magnético de Júpiter, dentro del cual se ubica Ganímedes.
Debido a que los telescopios no pueden observar dentro de los planetas o lunas, rastrear el campo magnético a través de las auroras es la mejor forma de conocer el interior de otro mundo.
Las auroras boreales de Ganímedes
Ganímedes es la luna más grande del Sistema Solar y la única con un campo magnético propio. El campo magnético produce auroras, las cuales son cinturones de gas caliente electrificado alrededor de los polos norte y sur de la luna. Debido a la cercanía con Júpiter, Ganímedes se encuentra incrustada en el campo magnético del planeta. Cuando el campo magnético de Júpiter cambia, las auroras en Ganímedes también cambian, “meciéndose” de lado a lado.
Al observar el movimiento de las dos bandas de auroras, los científicos fueron capaces de determinar que un gran océano de agua salada existe debajo de la superficie de Ganímedes, el cual afecta su campo magnético.
Con un océano presente en Ganímedes, se crearía un segundo campo magnético en el océano que contrarrestaría el campo magnético de Júpiter. Esta “fricción magnética” suprimiría el movimiento de las auroras. Dicho océano lucha contra el campo magnético de Júpiter tan fuertemente que reduce el movimiento de las auroras hasta los 2 grados, en lugar de 6 grados si no existiera un océano.
os científicos estiman que el océano tiene una profundidad 10 veces mayor que los océanos terrestres, y se encuentra 150 kilómetros debajo de la corteza de hielo de Ganímedes.
Las observaciones fueron hechas en luz ultravioleta, lo cual solamente se podía lograr con un telescopio espacial que no sufriera la interferencia de la atmósfera terrestre, la cual bloquea casi toda la luz ultravioleta.
Fuente y más información: hubblesite