Un gran aliado para combatir el cambio climático, el bambú

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Existen cinco formas en que el bambú puede ayudar a los países a mitigar y adaptarse al impacto del cambio climático, te lo contamos en esta nota.

El cambio climático ha existido durante muchos años y seguirá existiendo durante muchos años más. Cuando hablamos de «cambio climático», nos referimos a cambios importantes en el clima durante un largo período de tiempo, atribuibles directa o indirectamente a las actividades humanas, que modifican la composición de la atmósfera mundial.

Sin embargo, durante muchos años hemos estado sufriendo las consecuencias del cambio climático provocado por el hombre. La alta concentración de gases de efecto invernadero, los cambios en el uso de la tierra y el abuso de los recursos naturales han contribuido al cambio climático.

ADAPTACIÓN:

Al tener un rápido crecimiento, la cosecha frecuente es un gran punto a favor. Le permite a los agricultores adaptar de manera flexible sus prácticas de manejo y cosecha a las nuevas condiciones de crecimiento a medida que emergen bajo el cambio climático.

APTURA DE CARBONO:

Se estima que el secuestro de carbono por parte de los rodales de bambú alcanza tasas comparables o, incluso superiores, a una serie de especies arbóreas. Además, según un estudio de 2015 de TU Delft, INBAR y Moso BV International, se descubrió que el bambú también podría ser “un sustituto favorable de las maderas duras, incluso las certificadas por el FSC, dada su menor huella de carbono y menores costos ecológicos”.

MEDIOS DE SUBSISTENCIA:

Son varios los usos que se le pueden dar al bambú. Desde material de construcción de viviendas y pisos procesados hasta fabricación de muebles o incluso papel, cartón o como fibra textil artificial, el bambú funciona como un recurso de gran versatilidad.

INBAR estima que “su función económica se expanda a un ritmo acelerado, tanto a nivel local como en el comercio internacional, a medida que otros recursos forestales se vuelvan cada vez más tensos debido al cambio climático”.

RESTAURACIÓN:

Al ser muy resistente, el bambú prospera en lugares en donde otros cultivos no lo harían, como en suelos problemáticos y pendientes empinadas. No sólo evitan la erosión ya que no hay suelo desnudo, sino que además regulan los flujos de agua ya que poseen grandes rizomas y raíces.

SUSTITUCIÓN DE COMBUSTIBLES FÓSILES Y REDUCCIÓN DE LA DEFORESTACIÓN:

Nuevamente su rápido crecimiento y maduración, trae aparejado grandes beneficios. Gracias a estas características, el bambú puede aliviar la presión sobre otros recursos forestales, reduciendo la deforestación. Además, funciona como una alternativa de energía de biomasa renovable, por lo que no es necesario acudir a los combustibles fósiles.

Por otro lado, el carbón y el gas de bambú, tienen un valor calorífico similar a las formas de bioenergía comúnmente utilizadas, por lo que muchas personas pueden sustituir el carbón común y utilizar el bambú como fuente de electricidad, calefacción y para cocinar.

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