Dentro de tres años, Londres va a contar con un nuevo emplazamiento que sólo unos pocos privilegiados podrán disfrutar: una piscina totalmente transparente, que une dos edificios a la altura del décimo piso. Para acceder a ella habrá que cumplir dos condiciones: tener un millón de dólares para adquirir uno de los apartamentos del complejo Embassy Gardens, en el distrito de Nine Elms, al sur del Támesis, y no tener miedo a las alturas. Los que se atrevan tendrán que esperar hasta 2018 para poder nadar dentro de esta piscina de casi 30 metros que estará sobre nuestras cabezas.
Transparente, hecha de cristal, suspendida en el aire y a 35 metros de altura, así será la piscina flotante del centro residencial de lujo Embassy Gardens, situado en Londres, al lado del río Támesis, y diseñado por el estudio de arquitectura británico Hal Architects
La instalación de baño, de 25 metros de largada, une dos edificios de 10 plantas y es el resultado del trabajo de ingeniería de la empresa internacional Arup Associates. El diseño, de paredes y suelo de cristal de 20 centímetros de grosor, es lo único que separará a los nadadores del exterior.
La construcción de los tres edificios ha comenzado este verano y terminará en 2017. El precio de los apartamentos, unos 2.000 en total, se eleva a unos 537.619 euros (602.000 libras) cada uno. Además de la piscina, los inquilinos también podrán disfrutar de varios espacios exteriores así como una area de negocios para trabajar desde casa, un gimnasio y un bar en la azotea.
Además de Hal Architects y Arup Associates, el conjunto arquitectónico, propiedad del grupo Ballymore, cuenta con la empresa Camlins, en condición de paisajistas, y el diseñador español Luis Bustamante, que se encarga de los interiores. Los tres edificios forman parte de un proyecto aún mayor, la construcción de un distrito entero, el de Nine Elms, donde está prevista la construcción de varios rascacielos así como unas 20.000 viviendas, muchas de las cuales, de lujo.
Más allá de tratarse de una demostración de ingeniería -sus creadores la presentan como la “primera piscina celestial” del mundo-, el director ejecutivo de Ballymore, Sean Mulryan, comenta a The Guardian que “sentirse flotando en el aire en el centro de Londres es realmente un experiencia única”.
Vía:es-us.noticias / lavanguardia