La ola de calor en el país también presenta un clima favorable para la proliferación de algunas especies de insectos, pero las cosas se complican cuando estos se manifiestan en grandes plagas.
Mientras que en la última semana en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores se registraron temperaturas máximas de entre 35º y 38º, según el termómetro del Servicio Meteorológico Nacional, la aparición de unos insectos negros diminutos, conocidos como Trips, que «pican» la piel generando ronchas e irritación, y que he invaden las plantas y piletas, se hace eco en las redes sociales.

Se conocen unas 5600 especies de trips y muchas de ellas son plagas de especies vegetales cultivadas, pero también pueden afectar plantas ornamentales, según reseña el portal especializado Planeta Huerto.
«Pueden vivir de un mes a un año y pasan distintas fases de metamorfosis dependiendo de la especie. Suelen tener un color oscuro, siendo normalmente marrones o negros los adultos y amarillas las larvas. Los hay alados y ápteros (sin alas)», explican los especialistas.
Asimismo, los trips, al igual que la mayoría de insectos chupadores, «se sitúan en el envés de las hojas, ya que es la zona con mayor porosidad (es en el envés donde se sitúan los estomas y se realiza el intercambio gaseoso de la planta) y accesibilidad para su aparato bucal chupador. El haz, en cambio, es totalmente impermeable y, por tanto, inaccesible para el pulgón».
Según analiza Planeta Huerto, el trip «chupa y se alimenta de la savia de las plantas robándole agua y nutrientes pudiendo llegar a debilitarlas enormemente, y suele alimentarse de flores y brotes tiernos siendo especialmente dañino en este sentido. Pero no es este el principal agravio causado, el principal problema provocado tiene su origen en la altísima capacidad para transportar en su interior una elevada diversidad de virus y enfermedades, entre ello algunos de los más peligrosos como el virus del bronceado del tomate».

«Si aparece trip en exceso es el momento de plantearse ¿qué estamos haciendo mal?. Probablemente, nos estaremos equivocando en alguna práctica, ya sea riego en exceso o déficit, exceso de abonado líquido (exceso de nitrógeno), temporada inadecuada, falta de sol o exceso, baja biodiversidad (monocultivos, la panacea de la debilidad)… El caso es que el trip es un biomarcador y un síntoma de debilidad de la planta causada por cualquiera de estos motivos. Así que el primer paso será identificar para luego corregir la mala práctica», plantean los biólogos.
De acuerdo a los especialistas, «la prevención contra una plaga se basa en hacer las cosas bien: un riego adecuado a planta y clima, un abonado orgánico sólido de liberación lenta, ceñirse a los calendarios de siembra. Recomendados, orientar correctamente nuestro huerto para obtener las horas de sol necesarias y principalmente elevar lo máximo posible la biodiversidad, plantando el mayor número de plantas posibles y atendiendo a compatibilidades entre ellas, lo que fortalecerá mucho la resistencia de nuestro huerto a todo tipo de plagas y enfermedades, posibilitando la vida también de mayor variedad de bichos beneficiosos».
Además, consideran que es importante «la vigilancia que se haga en nuestro jardín. Cuanto más asiduamente observemos el estado de salud de nuestras plantas, miremos el envés de las hojas y su vigorosidad; menor será el riesgo de padecer cualquier plaga y más efectiva será la retirada manual», apunatn, al tiempo que advierten que el objetivo «no es eliminar al trip, sino evitar que nuestro huerto sufra demasiados daños sin colmarlo de insecticidas ni productos químicos agresivos. Un poco de trip no hace daño y mantendrá las poblaciones de mariquitas y crisopas que regularán su población».

«Si los métodos de prevención fallan y las poblaciones de trip corren peligro de descontrolarse probablemente tengamos que recurrir a algún producto ecológico de protección frente a plagas que ayude a la planta a combatir al parásito, detener y eliminar la plaga», aconsejan.
Los expertos consideran que «lo ideal sería retirar el trip manualmente siendo la técnica más inocua, lo podemos hacer si es poco el trip que tenemos y mucha nuestra paciencia, pero resulta complicado, ya que es un insecto muy pequeño y su retirada minuciosa se antoja prácticamente imposible por pequeña que sea la escala de nuestro huerto a no ser que nuestra vigilancia sea casi diaria muy precisa».
Con información de: https://www.pagina12.com.a