Miles de niños «se consumen» ante la «peor sequía de los últimos 40 años» en Madagascar, donde uno de cada seis menores de cinco años sufre desnutrición aguda.
La organización ha advertido en un comunicado de que esta situación, que pone en peligro la vida de cientos de miles de personas en el país africano, eleva a uno de cada cuatro los niños desnutridos en los seis distritos más afectados.
«Muchas familias que solían depender de la agricultura ahora han abandonado sus hogares y se han ido a los pueblos cercanos, lo que ejerce presión sobre los recursos ya agotados», ha lamentado Save The Children, que ha desplegado un equipo en el sur del territorio para apoyar a unas 1.600 familias.
Un informe elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha hecho saltar todas las alarmas y centrar el foco internacional en la isla más grande de África y cuarta del mundo: Madagascar, hogar de 27 millones de personas. La alerta lanzada es clara: el número de niños con desnutrición aguda “se cuadriplicará” desde la evaluación anterior realizada hace menos de un año. La situación es desesperada para 110.000 pequeños en estado “muy grave”, cuyo crecimiento y desarrollo sufrirán “daños irreversibles”, y muchos de ellos podrían perder la vida.

“Lo que está sucediendo actualmente en el sur de Madagascar es desgarrador”, dijo el Representante del PMA, Moumini Ouedraogo. “No podemos dar la espalda a estos niños cuyas vidas están en juego”, sentenció.
Pero ¿qué ha provocado este empeoramiento de la situación? Naciones Unidas no lo duda: una sequía de años sumada a la falta de agua potable y saneamiento.
Cuatro años consecutivos de sequía han acabado con las cosechas y cortado el acceso a los alimentos en el país. Más de 1,14 millones de personas padecen inseguridad alimentaria en el sur de Madagascar y el número de personas clasificadas como supervivientes en condiciones ‘catastróficas’ de clase 5 – la más grave en caso de desastre- corre el riesgo de duplicarse a 28.000 en octubre, advierten los organismos internacionales.
La complicada situación sanitaria del país se agrava además por la nula gestión de los recursos hídricos. Según datos de Unicef, el 57% de la población de Madagascar depende de aguas superficiales o puntos de agua no mejorados para su suministro. Por otra parte, el país se encuentra entre los 10 con mayor tasa de defecación al aire libre: el 40% de la población la practica, más de 10 millones de personas, mientras que sólo el 17% tiene acceso al saneamiento básico. En cuanto a la higiene, sólo el 23% de la población tiene acceso a un servicio básico de lavado de manos. Cada día mueren 10 niños por diarreas causadas por consumo de agua en malas condiciones y falta de higiene.
” Necesitamos redoblar nuestros esfuerzos para frenar esta situación catastrófica, pero no podemos hacerlo sin recursos financieros significativos y sin la participación de los socios”, subrayó Ouedraogo.
La situación es aún más dramática en el distrito Ambovombe-Androy, el más afectado del extremo sur, donde la tasa de desnutrición alcanza un alarmante 27% y se necesitan medidas urgentes para evitar un mayor deterioro. “Hay que intervenir ya e invertir en prevenir y tratar la desnutrición en los niños y mejorar el acceso a agua limpia para evitar que la situación se vuelva aún más crítica”, dijo el representante de Unicef Michel Saint-Lot.

Los continuos aumentos de precios de los alimentos básicos, acompañados de marcadas disminuciones en los mercados, amenazan la salud y el bienestar de jóvenes y adultos por igual. Además del peligro de la inseguridad alimentaria, las actuales restricciones por la pandemia plantean desafíos adicionales al limitar el acceso de las personas a los alimentos, los mercados y el empleo.
Desde el año pasado, el PMA y Unicef han estado trabajando en estrecha colaboración con el gobierno de Madagascar y sus socios para abordar el hambre severa en el sur. Pero a medida que la crisis se profundiza, se deben intensificar las acciones. Si bien las agencias de la ONU están fortaleciendo su respuesta nutricional de emergencia en el sur, existe la necesidad de una respuesta integrada que aborde todos los factores que provocan la desnutrición.
Y el principal factor detrás de esta situación es la falta de agua. “Proporcionar a las familias acceso al agua potable y tratar a los niños desnutridos con alimentos terapéuticos salvará vida. Pero hay que actuar ya“, insiste Saint-Lot.

Vía: https://www.elagoradiario.com/