Walter Benjamin, melancólico como era, contaba entre sus aficiones y gustos esas esferas de cristal en cuyo interior una ciudad es representada y contenida en miniatura. El hechizo que ejercen estos juguetes es comprensible, pues de algún modo alimentan la fantasía de poder exceder nuestras capacidades y, por ejemplo, sostener una ciudad entera con una sola mano. ...
Leer más
0