Las abejas generan diferente tipo de miel, aunque hay una en especial que atrae tanto a locales como visitantes. Este néctar rojo, de consistencia viscosa, surge a partir de las toxinas que poseen algunas flores de las zonas.
Nepal es uno de esos países de los que poco se sabe y que vive rodeada de misterios. Ubicado en el Himalaya se encuentra rodeado por la República Popular China y en el sur por la India. De todas las regiones y pueblos, uno de los más enigmáticos es Kulung, debido a que al residir en áreas montañosas, carecen de infraestructura y servicios básicos, desde caminos asfaltados a electricidad o agua potable.
Una de las montañas de la zona posee Aun manjar oculto y acceder a él es una trabajo de vida o muerte: la miel alucinógena del Himalaya se encuentra a 91 metros de altura en los acantilados.
Las abejas gigantes de Nepal son sorprendentemente grandes en comparación con este tipo de insectos. Es la especie de abeja más grande del mundo. De hecho, puede alcanzar 3 cm de longitud. Otra peculiaridad de este animal es que construye los panales cerca de las paredes de la roca, que son escalados por los “cazadores de miel”. Estos últimos son los elegidos en la difícil y arriesgada recolección de la miel alucinógena de las abejas gigantes de Nepal.
Una especie muy extraña y en peligro
Un insecto muy raro, especialmente si se considera el hecho de que podría ser una especie en peligro de extinción. Uno de los fenómenos que está contribuyendo a su desaparición es el cambio climático. Los enjambres realizan largos viajes a zonas geográficas con temperaturas adecuadas y a menudo se debilitan en el camino. Además, el cambio climático también afecta a la vegetación y, por lo tanto, a las flores de las que se alimenta la abeja. La recolección por parte de los “cazadores de miel” también juega un papel en el declive de las abejas gigantes, ya que destruyen el panal durante la recolección. Sin embargo, este tipo de “caza” es practicada por pocas personas y ya no tiene una influencia significativa en comparación con otros factores.
En lo alto de las montañas de Nepal y Turquía, viven las abejas melíferas más grandes de todo el planeta. La Apis dorsata laboriosa de esta región produce un tipo de miel que no se asemeja a ninguna otra en el mundo. Tiene una característica que la vuelve todo un misterio, se trata de la miel loca, una extraña mezcla de naturaleza exótica.
La rara variedad de fluido es vistosa por su apariencia que dista del color ámbar que tienen otros tipos de mieles. Pero más que una sustancia exótica, en realidad su rareza radica en que es capaz de producir una serie de efectos fisiológicos. Los cuerpos de aquellos que la consumen, atraviesan por una serie de síntomas que pueden llegar a la intoxicación. En dosis más bajas, la miel loca provoca mareos, aturdimiento y euforia. Pero en dosis más altas, se pueden llegar a experimentar alucinaciones, vómito, pérdida del conocimiento, convulsiones, y en casos raros, la muerte.
¿Qué es la miel loca?
Curiosamente no todas las abejas Apis dorsata laboriosa producen este tipo de miel, lo que sólo puede tener una explicación: la sustancia que transforma a la miel no proviene propiamente de las abejas, sino de su alimento. En las alturas de las cadenas montañosas de Nepal y Turquía también vive un género de flores llamadas rododendros. Todas las especies pertenecientes a este género contienen un grupo de compuestos neurotóxicos llamados grayanotoxinas.
Al existir escasez de otro tipo de néctar, las abejas que habitan en estas zonas de gran altitud, se alimentan casi exclusivamente de rododendros, lo que origina una concentración más grande de grayanotoxinas en la miel que producen. Así surge la transformación de lo que podría ser miel habitual, en miel loca especialmente pura.
Una extraña mezcla potencialmente tóxica
Hasta ahora, se sabe que la miel loca produce en el cuerpo una especie de envenenamiento que ocasiona una disminución peligrosa de la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Las grayonotoxinas ejercen su toxicidad y provocan a su vez sudoración, salivación y náuseas. Generalmente los síntomas desaparecen 24 horas tras el consumo de la miel loca, aunque esto dependerá de la cantidad ingerida y desde luego, de las características de quien la ingiere.
Es extraordinario pensar que en la naturaleza todo se encuentra intrincadamente conectado. Es decir, los seres evolucionan hasta adaptarse a su entorno y así como las flores rododendros se adaptaron a las grandes latitudes en la montaña, la abeja melífera más grande evolucionó para alimentarse de ellas en un entorno escaso de flores, transformando en el proceso, su miel en una extraña miel loca.