A medida que el agua se congela, trata de obtener su forma regular: una estructura cristalina (hielo). Este proceso implica que las impurezas como el oxígeno y otros gases disueltos en el agua se expulsan del frente de cristalización, hacia el líquido restante.
Cuando hacemos cubitos de hielo en el congelador podemos observar siempre el mismo problema: No son transparentes. En cambio obtenemos unos cubitos opacos, sucios y turbios en su interior. No aporta grandes ventajas, pero los cubitos de hielo transparentes son siempre más elegantes y quedan mucho mejor en nuestras copas, zumos o cualquier otra bebida que queramos enfriar.
Una sustancia se ve puede ver clara o transparente cuando la luz visible puede pasar a través de ella sin ser absorbida, reflejada o se dispersa demasiado. El agua absorbe algunas longitudes de onda de la luz, pero principalmente la luz no visible. Por ejemplo si nuestros ojos nos permitieran ver en las longitudes de onda ultravioleta, entonces el agua no sería transparente.
Esto explica por qué el agua líquida es clara, pero entonces ¿por qué el hielo no lo es?. Excepto en los bares y coctelerías de alto nivel, donde los cubitos parecen tallados en cristal, a los simples mortales nos cuesta sacar del congelador un trozo que no tenga algo opaco o nuboso.
Debido a que los cubitos de hielo que hacemos, por lo general, provienen del agua del grifo, allí hay muchas “impurezas”. Cuando comienzan a congelarse el agua, estas y las burbujas de aire “huyen” hacia el líquido que aún no se ha congelado. Por ello la parte opaca siempre se encuentra donde se congela el agua más tarde (a veces ocurre en el fondo, dependiendo del congelador). Y, puesto que la luz no puede viajar en línea recta a través del hielo debido a las impurezas, aparece nublado.
Para crear cubos de hielo de categoría cristalina, la clave es congelar el agua muy lentamente para que las impurezas y la burbuja de aire tengan la oportunidad de subir a la superficie y, en el caso del aire, escapar. Una congelación lenta también permite que se formen cristales de hielo más grandes, que tienen pocas superficies para dispersar la luz. Algunos señalan también que es conveniente hervir el agua antes, pero esto no siempre funciona.
Esto es seguramente lo que ocurrió en este lago congelado de Eslovaquia, sobre el que se puede caminar como si flotáramos.
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