Cuando hablamos de turismo nos imaginamos viajando hacia otro lugar, pero podemos hacer turismo simplemente mirando hacia el cielo nocturno, admirando las estrellas en un sitio a cielo abierto, entre mitos e historias de nuestra galaxia
El astroturismo se sigue consolidando como una propuesta innovadora que combina: Astronomía, turismo sostenible, sustentable y ciencia.
Debido a la gran contaminación lumínica casi un tercio de la humanidad no puede ver la Vía Láctea cuando mira al cielo por la noche. Debido a la luz artificial procedente del desarrollo urbano, la oscuridad del cielo nocturno es un recurso cada vez más escaso en el mundo.
El astroturismo es una forma de proteger los cielos nocturnos, por eso sigue creciendo su popularidad y cada vez son más personas las que buscan contemplar el cosmos en lugares apartados de las grandes ciudades.
En Argentina, algunos de los destinos ideales para hacer astroturismo son: San Juan, San Luis, Mendoza y Chaco. En la región, se puede disfrutar en Torres del Paine (Chile), Parque nacional Lençois Maranhenses (Brasil) o Salar de Uyuni (Bolivia).
Astroturismo contra el cambio climático
Los expertos afirman que el astroturismo es una forma de mitigar el cambio climático.
Antonia Varela es directora de la Fundación Starlight, una iniciativa del IAC para reconocer con un certificado oficial los lugares más indicados para ver las estrellas, avalado tanto por la UNESCO como por la Organización Mundial de Turismo y la Unión Astronómica Internacional.
Los entornos específicamente orientados al astroturismo recibirán el “certificado Starlight” que es el único en el mundo que reconoce sitios aptos para realizar astroturismo. Se trata principalmente en relación al nivel de contaminación lumínica, incluye aspectos como la movilidad o la venta de productos de alimentación locales.
El entorno ideal
Preservar lugares donde haya poca contaminación lumínica es esencial para la labor de astrofísicos e investigadores, que muchas veces dependen de telescopios terrestres para detectar la debilísima luz que nos llega desde el pasado del universo.
Los astrofìsícos e investigadores realizan una exhaustiva labor para preservar aquellos lugares que tienen poca contaminación lumínica. Pero según la ONU la luz artificial ha crecido un 2% anual en la última década, lo cual este dato afecta directamente la ubicación de sitios aptos para realizar astroturismo.
El “skyglow” o brillo celeste es un efecto que se produce en el cielo nocturno cuando las partículas de la luz artificial quedan dispersas en la atmósfera y bajan de vuelta a la tierra por el efecto de nubes, aerosoles o moléculas.
Este efecto en muchos casos es inevitable pero también se puede prevenir, blindando la luz para que no se emita para arriba o modificando la longitud de onda para reducir la cantidad de luz azul.
Efectos en la salud y el medio ambiente
El exceso de luz artificial altera la salud y el medio ambiente. Los expertos afirman los efectos nocivos producidos por la contaminación lumínica a partir de numerosos estudios.
Mario Motta un cardiólogo estadounidense participó junto a investigadores de todo el mundo que presentaron proyectos para limitar y mejorar la calidad de iluminación en todo el mundo.
De hecho, el objetivo principal de esta serie de conferencias, que han tratado desde la protección de los observatorios hasta la importancia de mantener el silencio de radio, es el de consensuar una serie de propuestas de cara al foro legal de Unoosa, que se celebrará en Viena 2021.
La esperanza es que el documento final se convierta en una referencia internacional para la protección de los cielos oscuros.
Fuente: https://www.infobae.com/