Desde el 2015 se designó como el Día Internacional de la Conservación del Ecosistema de Manglares, para concientizar sobre la pérdida de este y recordar la importancia del manglar para la mitigación del cambio climático.
Los manglares son ecosistemas costeros que forman bosques en zonas inundadas, caracterizados por presentar una marcada tolerancia al agua salada y a sus combinaciones con agua dulce. Se ubican en litorales de suelos planos, inestables y aguas relativamente tranquilas como estuarios, bahías, ensenadas, lagunas.
Aproximadamente las 2/3 partes de las poblaciones de peces en el mundo dependen de las áreas de manglar como lugares de alimentación y anidación, además de varias especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios.
También sirven para dar estabilidad a los suelos ya que al fijar la arena los hacen más compactos, brindan sombra en las playas, retienen las partículas que provienen de los ríos y arroyos y previenen la erosión de las costas. Al mismo tiempo que son un gran sumidero de carbono, al capturar el CO2 de la atmósfera y fijarlo en el suelo, por lo tanto son claves para combatir los efectos del cambio climático, además de servir como barrera natural contra inundaciones.
La destrucción de los Manglares
Hace un tiempo, un equipo internacional, dirigido por la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah (KAUST) en Arabia Saudita, recolectó nueve muestras centrales de bosques de manglares en el Mar Rojo y el Golfo Arábigo y descubrió que sus sedimentos tenían una mayor concentración de plástico que las aguas superficiales.
«Nuestra investigación arroja luz sobre el misterio de la falta de plástico marino para revelar que los manglares, los hábitats de carbono azul, son enormemente eficientes para atrapar plásticos y enterrarlos en sus suelos donde no pueden dañar la vulnerable vida marina o a los consumidores humanos», dice el supervisor del proyecto Carlos Duarte.
Las muestras también revelaron un patrón de sedimentación plástica que se alinea estrechamente con la historia de la producción global de plásticos, señalan los investigadores en un artículo en la revista Science Advances.
«El enterramiento de plástico en los sedimentos de los manglares ha aumentado a un ritmo similar al de la producción mundial de plástico, lo que indica que el plástico que fue secuestrado por los sedimentos de los manglares desde la década de 1950 ha persistido allí durante décadas», dice la autora principal Cecilia Martin.
El equipo de investigación, que reunió a científicos de Arabia Saudita, EE. UU., España y Australia, utilizó isótopos radiactivos que se encuentran naturalmente en el medio ambiente, a saber, Pb-210, para modelar la velocidad a la que se acumulan los sedimentos en el fondo marino.
«Esto nos permitió calcular la velocidad a la que se han depositado microplásticos en los sedimentos de la región durante la última década», dice Pere Masque de la Universidad Edith Cowan de Australia.
Estudios anteriores han estimado que solo el 1% del plástico que ingresa a los ambientes marinos permanece flotando en la superficie, lo que plantea la pregunta de dónde está el otro 99%.
Los ecosistemas costeros se han identificado previamente como una eficaz herramienta para reducir el impacto de los gases de efecto invernadero mediante el secuestro de carbono. Estos ecosistemas, incluidos los manglares, praderas de pastos marinos y marismas, secuestran el carbono a un ritmo mucho más rápido que los bosques.
Sin embargo, los manglares se talan a un ritmo más rápido que los bosques tropicales, lo que significa que, al igual que el carbono que está encerrado, los microplásticos pueden volver a liberarse al medio ambiente.
Los investigadores también sugieren que se necesitan más estudios para investigar los impactos a largo plazo que la acumulación de microplásticos puede tener en los ecosistemas bentónicos.
«Las estrategias de carbono azul para conservar y restaurar los hábitats de los manglares no solo son efectivas para mitigar y adaptarse al cambio climático, sino que también son de importancia crítica para prevenir la removilización de la basura plástica acumulada en los sedimentos», escriben.
Vía: Vistaalmar