Pueden llegar a medir hasta 1.000 kilómetros de largada, aproximadamente la largada de la península Ibérica. Su tamaño va de 1 a 2 kilómetros de altura.
Además, suelen ir acompañadas de fuerte viento, ráfagas y cizalladuras de bajo nivel. En su parte frontal hay rápidos movimientos de parcelas de aire de desplazamiento vertical, esto es lo que ayuda a que tengan esta forma de rollo y circular. Debido a las altas ráfagas, su desplazamiento llega a alcanzar los 60km/h! Y junto a los vientos que la hacen enrollarse, tal como podemos apreciar en el video, observarlo produce hasta una sensación estremecedora.
Dentro de la burbuja que constituye nuestra atmósfera se gestan los fenómenos más extraños, pues se presentan sólo en muy pocas ocasiones y cuando se les observa, causan gran sorpresa entre sus espectadores. Rayos de coloraciones rojizas que asemejan a enormes medusas y cascadas de cielo, son tan sólo algunos de ellos. Pero si de fenómenos poéticos hablamos, las nubes figuran en primer lugar. Esas vaporosas aglomeraciones no se repiten una sola vez, cada una es distinta de la otra, aunque hay patrones que nos hacen diferenciarlas por sus distintos tipos. Pero incluso aunque existe una clasificación de nubes, de vez en vez aparecen en el cielo formaciones poco usuales, como las nubes Gloria de la Mañana que encantan a cualquiera.
¿Qué son las nubes Gloria de la Mañana?
Conocidas como nubes Morning Glory, son un fenómeno meteorológico poco frecuente que pocas veces aparece en el cielo. La extrañeza de sus formas se vuelve todavía más interesante para los cazadores de nubes, pues las probabilidades de observarlas se reducen a tan sólo unas pocas semanas al año en un sitio específico. Si las condiciones lo permiten y el cielo se decide a brindar el espectáculo, se les puede ver entre septiembre y octubre al sur del Golfo de Carpentaria, en Australia.
Las nubes Gloria de la Mañana son especiales pues nacen en formaciones completamente distintas a las que estamos acostumbrados a observar. Asemejan a rollos vaporoso blancos que se distribuyen a lo largo del cielo y que pueden alcanzar hasta los mil kilómetros de largo. Por si esto no fuera ya de por sí extraordinario, se les puede casi tocar pues comienzan desde los 100 o 200 metros de altura, ascendiendo hasta 1 o 2 kilómetros. En pocas palabras, son nubes con un tamaño colosal que nacen muy abajo casi pegadas a la superficie terrestre.
Nubes que se enrollan sobre sí mismas
Para elevar la dificultad de observarles, este tipo de nubes vienen acompañadas de ráfagas de vientos repentinos e intensas cizalladuras de gran intensidad. Esto es un rápido aumento en el desplazamiento vertical del aire que implica una fuerte presión que se presenta en la superficie de la nube. En consecuencia, el frente de la nube experimenta un movimiento vertical que transporta el aire hacia atrás de la formación, mientras que el aire posterior vuelve turbulentamente hacia adelante, lo que da una apariencia de estarse enrollando sobre sí misma.
Aunque han representado una llamada de la naturaleza para los meteorólogos, estos todavía no logran descifrar cuál es la razón de sus formas tan peculiares. Las nubes Gloria de la Mañana siguen siendo un enigma, pues se desconoce la física detrás de las causas que las propician. No obstante, se tienen algunas teorías que podrían explicar su poética silueta. Se cree que los patrones particulares de circulación de aire creados por las brisas marinas de la península y el golfo, así como el cruce de diferentes presiones del aire, son los responsables de dar nacimiento a este tipo de nubes.
Sin embargo, sólo es una teoría y el enigma detrás de las Gloria de la Mañana sigue inundando a los investigadores. No nos queda más que admirar su belleza y la majestuosa dimensión de estas formaciones vaporosas. Un poesía que celestial capaz de encantar a cualquiera.
Con información de: https://ecoosfera.com/