Cuándo la corteza terrestre fue perforada por primera vez en la historia

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 Los científicos han logrado extraer rocas del manto terrestre después de perforar la corteza terrestre. Esta hazaña sin precedentes marca un hito en la exploración del interior del planeta y promete revelar valiosos conocimientos sobre su estructura y composición.

La corteza terrestre es la capa más superficial del planeta Tierra. Es la más externa, delgada y reciente de las capas de la Tierra. Es la capa sobre la cual habitamos los seres vivos, incluso aquellos que se adentran en las más profundas capas del suelo.

La corteza terrestre forma parte, junto al manto terrestre y el núcleo terrestre, de la llamada geósfera, que es la parte sólida del planeta. La corteza se extiende desde la superficie hasta los 35 kilómetros promedio de profundidad.

Incluso, no hay prácticamente afloramientos arcaicos, las suposiciones de los científicos se basan en datos geoquímicos, geofísicos y mineralógicos; pero todavía no se conocen cuáles fueron los procesos exactos que actuaron en la Tierra primitiva, y no siempre se debe suponer que lo que sucede en el presente puede ser clave para saber lo que pasó en el pasado.

Hasta el momento, el manto, situado entre el núcleo y la corteza, ha sido impenetrable incluso con los instrumentos más avanzados y sólo conocemos la composición de sus minerales a través de las rocas que son expulsadas por algunos procesos geológicos, como las erupciones volcánicas.

La “Ciudad Perdida”, una vista directa al manto terrestre

En la corteza de los continentes, el manto terrestre suele comenzar a una profundidad de 33 km. Sin embargo, en la corteza de los océanos se puede encontrar a una distancia mucho más cercana, en algunas zonas incluso a menos de 7 km bajo el lecho marino.

Si excavar bajo la corteza oceánica ya es una ventaja en sí misma, los científicos a bordo de la embarcación científica Joides, del Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos (IODP), se ubicaron en un lugar aún más privilegiado: el macizo de la Atlántida. En esa montaña submarina, ubicada muy cerca de la dorsal del Atlántico Medio, se encuentra el campo hidrotermal conocido como la “Ciudad Perdida”, un área donde las rocas del manto son empujadas continuamente hacia la superficie.

Por eso, al ser una especie de ventana directa al manto terrestre, los expertos no necesitaron excavar en el fondo del mar para encontrar rocas que provienen de esa zona: las encontraron simplemente poco más de 1 km de profundidad.

El barco Joides está equipado con una serie de tubos de perforación que se ensamblan progresivamente para ganar profundidad, mientras una broca giratoria en la parte superior realiza la perforación. Siguiendo un principio similar al de las grúas de construcción, el equipo se adentra cada vez más en las profundidades oceánicas.

Muestras cilíndricas a 200 °C de temperatura

De la excavación, los geólogos del IODP lograron extraer de la corteza terrestre trozos de un material oscuro en forma de tubos o cápsulas.

Estas muestras cilíndricas, que presentaban una temperatura superior a los 200 °C, tenían una extensión de un kilómetro de largo, y poseían un color entre gris y verde.

En el análisis preliminar, a bordo del barco, los científicos creen que se trata de ejemplares rocosos compuestos principalmente por peridotita (el tipo de roca más común en el manto superior).

Estos también contenían asbesto, por lo que su manipulación debió realizarse bajo ciertos protocolos de seguridad, por su vinculación a la formación de tipos de cáncer.

Buscaban averiguar en qué condiciones surgió la vida

Aunque aún se requieren investigaciones adicionales, los científicos se encuentran conmovidos por el potencial descubrimiento de rocas que provienen directamente del manto de la Tierra. Se están llevando a cabo análisis detallados en tierra firme para determinar la verdadera naturaleza y origen de estas muestras, considerando la posibilidad de alteraciones debido al agua de mar. Al mismo tiempo, el equipo se está preparando para tomar muestras de rocas más profundas y explorar su compleja composición.

Los especialistas, no buscaban inicialmente extraer rocas del manto en la expedición, sino solo averiguar en qué condiciones surgió la vida hace millones de años. Ahora, aseguran que el profundo túnel perforado (denominado U1601C) servirá para numerosos investigaciones de diferentes disciplinas científicas en el futuro.

Con información de: https://noticiasambientales.com/

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