Un iceberg gigante revela ecosistemas ocultos en la Antártida: un hallazgo único para la ciencia

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El 2025 trajo consigo descubrimientos asombrosos para los investigadores del Instituto Oceánico Schmidt. Durante una misión científica realizada en enero, el equipo presenció un evento natural tan espectacular como valioso: el desprendimiento de un enorme iceberg de 510 km², equivalente al tamaño de la ciudad de Chicago, desde un glaciar flotante conectado a la capa de hielo antártica.

Este inesperado fenómeno permitió al grupo de expertos explorar por primera vez zonas marinas que hasta entonces habían permanecido bajo el hielo. En el área recientemente expuesta, se encontraron con ecosistemas inéditos y especies extremadamente inusuales, muchas de las cuales rara vez —o nunca— habían sido documentadas.

La expedición, que se extendió durante ocho días a bordo del buque de investigación R/V Falkor, recorrió el Mar de Bellingshausen antes de modificar su rumbo hacia el lugar del desprendimiento, ocurrido el 13 de enero. El iceberg fue bautizado como A-84, y a partir del 25 de ese mes, los científicos se convirtieron en los primeros seres humanos en estudiar ese fondo oceánico hasta entonces inexplorado.

La Dra. Jyotika Virmani, directora ejecutiva del instituto, expresó su entusiasmo por el hallazgo:
«Presenciar el desprendimiento del iceberg fue una oportunidad científica extraordinaria. Parte de la magia de la investigación en alta mar radica en lo inesperado, en esos momentos irrepetibles que nos permiten descubrir rincones del planeta completamente vírgenes.»

Gracias al uso del vehículo submarino no tripulado ROV SuBastian, los investigadores del Instituto Oceánico Schmidt lograron registrar imágenes excepcionales de un ecosistema nunca antes perturbado por la presencia humana, a profundidades que alcanzaron hasta 1.300 metros.

Durante la exploración, el equipo fue testigo de encuentros sorprendentes con especies poco comunes del entorno antártico, como peces de hielo, pulpos y centollas gigantes. Sin embargo, uno de los momentos más destacados de la misión fue el avistamiento de un calamar de cristal glacial, el primero de su tipo observado hasta ahora. Este espécimen fue identificado a 687 metros de profundidad y se distingue por su cuerpo casi completamente transparente y por los garfios afilados que posee en los extremos de dos de sus tentáculos.

Otra criatura impresionante documentada por el ROV fue una medusa fantasma gigante, una especie sumamente rara cuya primera observación registrada data de 1899. Desde entonces, ha sido avistada en menos de 150 ocasiones. Este ser extraordinario puede alcanzar un metro de diámetro, y cuenta con cuatro largos brazos bucales de aspecto ondulante, que pueden extenderse más de 10 metros y le permiten atrapar a sus presas.

Las filmaciones obtenidas durante esta expedición son de un valor incalculable para múltiples disciplinas científicas, desde la biología marina hasta la geología y la oceanografía. La tripulación del buque R/V Falkor estuvo integrada por especialistas de distintas partes del mundo, incluidos países como Chile, Portugal, Alemania, Noruega, Reino Unido, Nueva Zelanda y Estados Unidos.

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