Las bajas temperaturas del invierno (en otra parte del mundo) logra congelar burbujas de jabón en los -33 grados F (-36°C).
A medida que las burbujas de jabón se congelan bajo ciertas condiciones, se puede observar una cantidad de cristales de hielo en crecimiento que se arremolinan en un efecto que recuerda visualmente a una bola de nieve. Sin embargo, hasta el momento no se ha estudiado la física que hay tras este fenómeno y cómo se congelan las burbujas de jabón.
Algunas de las fotos se tomaron bajo el sol, en un lugar parcialmente sombreado y completamente bajo la sombra, a modo de lograr diversos resultados. Algunas de las burbujas se congelaron del todo; otras, sólo lo hicieron parcialmente y unas cuantas incluso explotaron en cuanto estuvieron bajo el sol.
La sensación térmica
Si en una mañana de invierno la temperatura es de 0 ºC y existen condiciones de calma (sin viento), si estamos normalmente abrigados no sentimos frío. Pero a la misma temperatura y con viento de 40 Km/h, la sensación térmica equivale a una temperatura de -15ºC (15ºC bajo cero). En la siguiente tabla puedes calcular la sensación térmica por efecto del viento.
En el verano el elemento que aumenta la sensación de bochorno es la humedad. Cuando la humedad es elevada, el valor de la sensación térmica es superior al de la temperatura del aire. En este caso la sensación térmica refleja la dificultad que el organismo encuentra para disipar el calor producido por el metabolismo interno y nos sentimos incómodos.
Si en el verano la humedad es baja, la sensación térmica es menor que la temperatura real del aire. En este caso notamos una sensación de bienestar, porque la piel se enfría más debido a una mayor evaporación de la transpiración.
Cuando la temperatura del aire es menor que 32ºC (temperatura de la piel), el viento disminuye la sensación térmica. En cambio si la temperatura supera los 32ºC la aumenta.
Fotografía: Mike Kline, Katie, Tony Giannelli