Así lo determina estudios publicados por la revista Nature.
El deshielo del permafrost es una gran preocupación, tanto para el el planeta como para sus infraestructuras locales. Según estudios publicados por la revista Nature, 30 millones de kilómetros cuadrados de este tipo de suelo existente en la Tierra, la mitad se encuentran en el Ártico.
¿Qué es el permafrost?
Es un suelo que permanece congelado. El mismo podría liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero si se descongela. Además, la agencia AFP destacó que este tipo de suelo “contiene el doble del dióxido de carbono presente en la atmósfera y el triple de lo que la actividad humana ha emitido desde 1850”.
Entre 2007 y 2016 la temperatura del permafrost aumentó una media de 0,4°C. En cuanto al Ártico, sus temperaturas aumentan más rápido que en el resto del mundo, según informó Kimberley Miner, investigadora del Centro de Investigación Espacial JPL de la NASA. “De 2 a 3 grados comparado con los niveles preindustriales. Esto aumenta la preocupación por el rápido ritmo de deshielo y el potencial de liberación de carbono”, advirtió la especialista.

¿Qué determinó el estudio?
El mismo predice que para el año 2100 se perderán unos cuatro millones de kilómetros cuadrados de permafrost. Además detalla que los incendios también profundizarían el problema ya que podrían aumentar de 130 % a 350 % desde la actualidad a mitad de siglo. Lo que liberaría cada vez más carbono del permafrost, especificó Miner.
Es muy importante tener en cuenta los cambios que sufre el permafrost. Lawrence, científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Boulder, Colorado, afirma que la conclusión es que el dehielo del permafrost dificultará que cumplamos los objetivos de emisiones.
“Los cambios en el Ártico parecen aterradores… pero el Ártico revela sus lecciones mientras aún controlamos nuestro futuro. El Ártico nos cuenta lo que ocurrirá en el mundo en las próximas décadas”, expresa Charles Koven, científico en plantilla del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley.
Una vez el hielo sólido empieza a drenarse, el paisaje puede cambiar en poco tiempo (cuestion de días, semanas o meses). Cuando se producen estos cambios, se libera mucho más carbono contenido en estas tierras en forma de metano, que puede ser 25 veces más potente que el CO2 como gas de efecto invernadero.
Fuente: www.unidiversidad.com.ar