Las inundaciones ocurridas en el sudeste de Estados Unidos asociadas al huracán Helene han sido potenciadas por el cambio climático, de acuerdo a lo que reconocen autoridades del pais. Aun hay 1000 personas desaparecidas.
Los devastadores efectos del huracán Helene han dejado al menos 91 víctimas fatales. Si bien el impacto directo se sintió en la costa norte de Florida, las intensas lluvias en los Apalaches, especialmente en Carolina del Norte, fueron responsables de la mayor cantidad de muertes y daños severos, con Asheville como la ciudad más afectada.
El huracán avanzó lentamente, provocando lluvias extremas que superaron los 750 milímetros en un corto periodo. Este volumen de agua resultó incontrolable y excedió todas las previsiones. Las autoridades han calificado a Helene como un “fenómeno multiestatal” que ha ocasionado “daños significativos a la infraestructura”, agravados por el cambio climático, como señala The Guardian. Diversos estudios en la comunidad meteorológica sugieren que el calentamiento global contribuye a la intensificación de este tipo de fenómenos.
Conforme Helene se desplazaba hacia el norte, su velocidad disminuyó, lo que provocó acumulaciones de lluvia de hasta 750 milímetros en algunos sectores de Carolina del Norte. Al tocar tierra en Florida, Helene era un huracán de categoría 4, con vientos sostenidos de 225 km/h y oleadas que alcanzaban más de 5 metros de altura.
Inundaciones sin precedentes
“Las inundaciones en Carolina del Norte son históricas. Nadie podría estar completamente preparado para la magnitud de los desbordamientos y deslizamientos de tierra que estamos enfrentando”, comentó Deanne Criswell, de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA). Aunque el gobierno federal ha asignado recursos para ayudar, la magnitud de las inundaciones ha superado incluso los peores escenarios previstos. A inicios de la semana, cerca de 1,000 personas seguían desaparecidas en Carolina del Norte, donde el huracán cortó la mayor parte de las comunicaciones y dejó muchas carreteras intransitables. Aunque la situación fue más crítica en Carolina del Norte, también se registraron pérdidas de vidas en Carolina del Sur y Tennessee. Muchas personas buscaron refugio en los techos de sus casas, pero el nivel del agua aumentó tanto que incluso a esa altura fueron arrastradas por la corriente.
Helene se desarrolló lentamente frente a la península de Yucatán, donde se convirtió en una tormenta tropical que inundó zonas como Cancún, dejándolas bajo el agua. Luego, avanzó hacia el norte, impulsado por las aguas inusualmente cálidas del Golfo de México. Durante su segunda etapa, Helene se transformó en un huracán mayor, y gran parte de la energía que causó el colapso de poblaciones enteras provino de un mar excepcionalmente caliente, que ha batido récords durante el último año.