Aunque es notoriamente complicado, esto es vital porque la actividad solar puede afectar seriamente la vida en la Tierra; las erupciones extremas pueden dañar las redes eléctricas terrestres e inutilizar los satélites en órbita.
El astro que nos baña con su energía no tiene la masa necesaria para poner fin a sus días bajo la forma de una supernova. Es una estrella con relativamente poca masa, por lo que terminará sus días expandiéndose y transformándose en una gigante roja, para, a continuación, expulsar sus capas más externas al medio estelar y permanecer en el espacio bajo la forma de una enana blanca.
No obstante, esto no significa que su vida esté siendo aburrida. Ni mucho menos. Incluso el comportamiento de las estrellas medianas y apacibles, como nuestro Sol, atraviesa periodos de gran actividad que pueden provocar que vierta al espacio una cantidad de energía superior a la habitual. Y en ocasiones lo hace de una forma abrupta, aunque no debemos alarmarnos porque incluso sus reacciones más ‘agresivas’ son coherentes con el comportamiento natural de una estrella.
Según informa La NASA en Español, el Sol pasa por un ciclo de actividad que dura alrededor de 11 años. Es causada por la ‘dínamo solar’, el proceso que genera el campo magnético del Sol. Al comienzo de este ciclo (el mínimo solar) hay relativamente poca actividad y pocas manchas solares. La actividad aumenta constantemente hasta que alcanza su punto máximo (el máximo solar) y luego disminuye nuevamente al mínimo.
El mínimo solar más reciente fue en diciembre de 2019, solo dos meses antes del lanzamiento de Solar Orbiter. Las primeras vistas de la nave espacial (izquierda) mostraron que en febrero de 2021 el Sol todavía estaba relativamente tranquilo.
Ahora nos estamos acercando al máximo solar, que se espera que ocurra en 2025. Las imágenes más recientes de Solar Orbiter, tomadas durante un acercamiento al Sol en octubre de 2023 (derecha), muestran un sorprendente aumento de la actividad solar. Esto añade peso a las teorías recientes de que el máximo podría llegar hasta un año antes de lo esperado.
Las imágenes fueron tomadas por el instrumento Extreme Ultraviolet Imager (EUI) de Solar Orbiter. Revelan la atmósfera superior del Sol, que tiene una temperatura de alrededor de un millón de grados centígrados. EUI ayuda a los científicos a investigar los misteriosos procesos de calentamiento que ocurren en las regiones exteriores del Sol. Dado que EUI ve el Sol en luz ultravioleta, que es invisible para el ojo humano, se agrega el color amarillo para ayudarnos a visualizar nuestro Sol cambiante.
Con información de: https://www.tiempo.com/ https://www.xataka.com/