Eso es lo que sugiere un nuevo estudio de investigadores argentinos, que muestra que la mayor cadena montañosa del continente americano no está tan quieta como parece y que nada se puede hacer para evitar su hundimiento.
Los expertos apuntan a que esto sucede porque la litósfera, capa que está debajo de la corteza terrestre, se espesa y se calienta. Ese fenómeno hace que esa capa comience a ‘gotear’ hacia abajo debido a la fuerza de la gravedad.
El movimiento litosférico ocurre cuando fragmentos de la corteza se hunden hasta el manto inferior, formando una cuenca en la superficie y produciendo un movimiento ascendente de la masa de tierra a lo largo de cientos de kilómetros.
Sucedió en diciembre de 2022. Tras largos meses de observación, un equipo de investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) descubrió algo insólito: el pedazo de corteza terrestre que sostiene a los Andes se está hundiendo. Como si se tratara de «la miel gotea lentamente de una cuchara«, como la describe la periodista Tamara Núñez para Ladera Sur, partes de esta capa se están drenando hacia las profundidades de la Tierra.
Este fenómeno no es nuevo. Por el contrario, ha sucedido a lo largo de décadas, explican los investigadores. Y lo que es más: arroja luz sobre cómo se formó la Cordillera de los Andes, independientemente de la tectónica de placas. Así funciona.
¿La Cordillera de los Andes se está hundiendo?
No, la Cordillera de los Andes no se está hundiendo. O no en sí misma. Al ser una de las cadenas montañosas más grandes del mundo, los geólogos se cuestionaron por décadas cómo era que ciertas formaciones rocosas habían nacido. Y siempre llegaban a un callejón sin salida: no había explicación.
Este enigma parece haberse resuelto con esta ‘gotera’ que encontraron en diciembre de 2022. Parece ser que el goteo litosférico, como se refieren a este fenómeno geológico, permite deformaciones significativas en la corteza terrestre próxima a los Andes. Entre ellas, destacan las siguientes:
- Elevaciones irregulares
- Plegamientos de la corteza
- Valles y otras depresiones
Conforme los pedazos de corteza terrestre en los Andes gotean hacia las entrañas del planeta —específicamente, hacia el manto interior—, se forma una cuenca. A lo largo de millones de años, los fragmentos que se hundieron ‘saltan’ hacia arriba, lo que provoca que la masa de tierra mantenga un movimiento ascendente.
¿Qué impacto tiene este fenómeno para la vida en la superficie?
Los investigadores saben que la Cordillera de los Andes se empezó a formar a partir del periodo Cenozoico, hace aproximadamente 66 millones de años. A partir del movimiento de la placa tectónica de Nazca y su fricción con la placa Sudamericana, nacieron las montañas magníficas que se aprecian en la actualidad.
Este movimiento no ha sido uniforme. Por el contrario, se ha formado con las ‘pulsasiones’ esporádicas de ambas placas en la Prehistoria. Y lo que es más: continúa hasta nuestros días y seguirá modificando el horizonte durante millones de años más.
Ahora bien: en si mismo, el goteo litosférico no tiene impactos negativos para la vida. Aunque es un fenómeno relativamente reciente en la historia natural de la Tierra, ha modificado el paisaje y las formaciones montañosas que se generan sobre la superficie terrestre. Específicamente, en la frontera entre Argentina y Chile.
Con información de: https://noticiasambientales.com/