A veces lejos de nuestra mirada existe un mundo minúsculo que fácilmente podemos ignorar, con seres vivos microscopicos que conviven con los seres humanos, en la tierra, en el aire o en el agua, entre partículas de polvo o debajo de nuestra cama, es un mundo en miniatura real, que hasta en el bello de nuestro propio cuerpo podemos encontrarlos.
En este caso este magnifico ejemplar microscópico el llamado oso de agua.
Los tardígrados son conocidos comúnmente como osos de agua. por la manera que tienen de desplazarse, similar a la de un oso. Tienen un tamaño de entre 0,05 y 1,5 milímetros. Su característica biológica más destacada es la criptobiosis, la capacidad de entrar en un estado similar a la hibernación donde suspenden todos sus procesos metabólicos. Si el medio ambiente en el que viven pierde su agua estos animales son capaces de reducir su habitual 85% de agua a un 3% y entrar en un estado de letargo biológico. Son capaces de pasar 100 años en este estado hasta que las condiciones del medio sean las adecuadas para crecer y reproducirse.
Se sabe que son capaces de soportar tanto tiempo después de que el médico Guillermo Nossa viera su presencia en una hoja de helecho del herbario de un museo. Echó agua a la hoja y los tardígrados, después de al menos 120 años, reanudaron su ciclo biológico con normalidad.
Son también resistentes al frio, al calor, a los contaminantes, a la radiación y a vacío.
Cuando están en estado de criptobiosis se ha comprobado que soportan temperaturas entre los 200º bajo cero durante días, o de 272 grados bajo cero (un grado por encima del 0 absoluto) durante minutos y los 151º, una temperatura muy por encima de la ebullición del agua.
Se han descubierto hasta la fecha unas 500 especies de tardígrados. Estos ejemplares habitan en todos los lugares del planeta donde hay agua dulce o salada, y están presentes en todos los ecosistemas de la Tierra, aunque lejos de nuestra mirada común pero dicen presente.
Se alimentan de bacterias, algas, criptógamas, rotíferos y nemátodos fundamentalmente. Normalmente succionan sus células, pero en ocasiones ingieren los organismos enteros.